sábado, 4 octubre 2025

Maria Branyas, mujer que vivió hasta los 117 años, siempre tomaba este yogur español que buscan desde el extranjero

- El estudio sobre María Branyas revela cómo un simple yogur español se convirtió en símbolo de longevidad.

María Branyas, la mujer española que llegó nada menos que a los 117 años, vuelve a dar que hablar. Y esta vez no por soplar las velas más que nadie, sino porque la ciencia se ha puesto a estudiar de cerca qué había en su organismo para alcanzar semejante hazaña. El resultado es tan sorprendente como humano: un cuerpo lleno de contrastes, con señales de envejecimiento extremo y de salud envidiable al mismo tiempo.

El investigador Manel Esteller, que lideró el trabajo, lo define como una “fascinante dualidad”. Una mezcla rara pero poderosa: por un lado, fragilidad; por otro, una fortaleza casi inexplicable. No es que el tiempo se hubiera detenido para ella, es que convivía con la vejez y la vitalidad al mismo tiempo.

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Un cuerpo que jugaba con el tiempo

Longevidad a los 117 Merca2.es
María Branyas mantuvo el hábito sencillo de comer un yogur español cada día. Fuente: Canva

Los datos hablan solos. Su edad biológica era 17 años más joven que la real. Es decir, aunque tenía 117, su organismo funcionaba como si tuviera 100. Y no solo eso: su sistema inmune era especialmente fuerte y su microbioma intestinal estaba repleto de bifidobacterias beneficiosas. En cierto modo, su cuerpo era como un reloj antiguo: lleno de marcas y piezas gastadas, pero aún capaz de funcionar con precisión.

Ese delicado equilibrio entre debilidad y resistencia, entre las arrugas del tiempo y una vitalidad sorprendente, parece ser la llave de su longevidad. La mezcla de fragilidad y resiliencia fue lo que le permitió desafiar todas las estadísticas.

El pequeño placer de un yogur diario

Entre todo lo que contó el estudio, hay un detalle que conquistó a la gente: María Branyas comía un yogur de La Fageda cada día. Un gesto sencillo, casi entrañable, que ahora muchos miran con otros ojos.

La noticia tuvo tanto eco que La Fageda, la cooperativa catalana que fabrica estos yogures, recibió llamadas desde el Reino Unido. Algunas personas querían comprarlos allí y otras incluso se ofrecieron a distribuirlos. ¿Quién iba a pensar que un yogur compartido durante 117 años acabaría despertando interés internacional?

Yogures con identidad

El secreto de Maria Merca2.es
La longevidad de María demuestra la fuerza de los pequeños hábitos. Fuente: Canva

Silvia Domènech, directora general de La Fageda, lo explicó con orgullo: “Cuidamos mucho nuestras vacas para tener una leche extraordinaria, que es el inicio de todo”. El secreto está en el mimo y en la paciencia con la que elaboran cada producto.

Usan leche de su propia granja y de cooperativas vecinas, y cuidan el proceso de fermentación para que el yogur conserve el máximo de bacterias vivas. Un producto ligado a la tierra, hecho con cariño, que ahora ha quedado unido a la historia de María.

Ciencia y vida cotidiana

La historia de María Branyas demuestra que la ciencia y lo cotidiano no están tan lejos. Los investigadores hablan de genética y microbioma, pero la gente recuerda la escena de una mujer mayor disfrutando de su yogur diario.

Esa imagen nos recuerda algo fundamental: los secretos de la salud a veces se esconden en lo ordinario, en esos hábitos simples que repetimos sin pensarlo.

El legado de María

Más allá del récord y de los titulares, María deja dos cosas: a la ciencia, datos valiosos; y a la sociedad, un mensaje cercano. Cuidarse no siempre significa fórmulas complicadas, sino constancia y pequeños placeres diarios.

En palabras de Esteller, su vida fue una “fascinante dualidad”. Pero quizá lo más importante es el eco de su ejemplo: la longevidad también se construye con rutinas sencillas y con la capacidad de disfrutar lo simple, cada día, durante mucho tiempo.

El legado de María no es solo científico, también es humano. Nos recuerda que la salud se cuida en los detalles cotidianos: un paseo tranquilo, un momento de calma, una alimentación consciente. Tal vez el secreto de vivir más no esté en grandes fórmulas, sino en vivir mejor.


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