Hay un alimento que probablemente forma parte de tu rutina, quizás incluso del bocadillo de tus hijos, bajo una aureola de producto sano y ligero. Sin embargo, la oncóloga Laura Ponce ha puesto el grito en el cielo con una advertencia que resuena con fuerza, y es que según la doctora, este popular procesado podría estar detrás del aumento de lesiones precancerosas en el colon de miles de personas. ¿De qué producto estamos hablando realmente?
La afirmación de la Dra. Ponce es demoledora y apunta directamente a ese fiambre que compramos pensando que es una alternativa saludable. «El alimento ‘saludable’ que compras en el súper que está llenando tu colon de pólipos precancerígenos», sentencia. La clave no está en la carne en sí, sino en los aditivos que la convierten en ese producto final, pues según advierte la experta los conservantes que contiene han sido clasificados como carcinógenos por la OMS.
¿EL ENEMIGO INVISIBLE EN TU NEVERA?
Lo abrimos casi sin pensar, loncha a loncha, para una cena rápida o un sándwich improvisado. El embutido de pavo o pollo se presenta como la opción perfecta, pero la Dra. Ponce señala que la confianza en este producto nos expone a un peligro real y documentado. Este gesto cotidiano, repetido semana tras semana, podría estar abonando el terreno para un problema de salud muy serio que este tipo de alimento puede provocar.
Su éxito se basa en un marketing impecable que lo posiciona como bajo en grasas y rico en proteínas, un aliado de las dietas. Pocos se detienen a leer la letra pequeña de la etiqueta de esta comida procesada, donde, como advierte la oncóloga, se esconden los verdaderos responsables del riesgo asociado a su ingesta frecuente. La realidad es que su composición lo aleja mucho de ser un alimento verdaderamente saludable.
NITRITOS Y NITRATOS: LOS NOMBRES QUE DEBES MEMORIZAR

Estos conservantes, como el nitrito de sodio (E-250), se utilizan para dar ese color rosado tan apetecible al fiambre y evitar el crecimiento de bacterias peligrosas. La Organización Mundial de la Salud fue tajante al respecto hace años, y es que tras analizar la evidencia, la OMS clasificó las carnes procesadas en el Grupo 1 de carcinógenos, junto al tabaco o el amianto, por su relación directa con el cáncer.
El verdadero problema surge cuando estos aditivos entran en nuestro cuerpo. Durante la digestión, o al calentarlos, se transforman en unos compuestos llamados nitrosaminas, el verdadero caballo de Troya de este producto. La Dra. Ponce lo vincula directamente con su especialidad, ya que estas nitrosaminas son las que dañan las células del revestimiento del colon, iniciando el proceso que puede acabar en pólipos y, posteriormente, en un tumor.
«UNA BOMBA DE RELOJERÍA SILENCIOSA EN EL COLON»
Imagina que cada vez que consumes este embutido, lanzas una pequeña chispa sobre una pared muy sensible, la de tu intestino. La exposición continua a las nitrosaminas de este producto genera una inflamación crónica, y como bien saben los médicos, la inflamación persistente es uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de cáncer colorrectal. Es un goteo constante que debilita nuestras defensas naturales.
Esa inflamación es el caldo de cultivo perfecto para que las células del colon empiecen a mutar y a crecer sin control, formando pólipos. La Dra. Laura Ponce es clara al afirmar que no todos los pólipos se vuelven malignos, pero un consumo regular de este alimento incrementa drásticamente las probabilidades de que aparezcan lesiones premalignas. Es, como ella misma define, una auténtica «bomba de relojería» que activamos con cada bocado.
LA ETIQUETA NO ENGAÑA, PERO ¿SABEMOS LEERLA?

La próxima vez que vayas al supermercado, coge ese paquete de fiambre de pavo o pollo y busca en los ingredientes E-250 (nitrito sódico) o E-252 (nitrato potásico). Esa es la señal de alarma que la Dra. Ponce nos anima a identificar, pues la presencia de estos aditivos es lo que convierte a un producto cárnico en un procesado de riesgo. Incluso las versiones «sin fosfatos» o «naturales» pueden contenerlos.
La diferencia fundamental entre hacer una pechuga de pollo a la plancha y consumirla en forma de embutido procesado reside precisamente en estos añadidos. La advertencia de la oncóloga no es contra la carne en sí, sino contra el ultraprocesamiento al que se somete, ya que la clave es elegir un alimento lo menos manipulado posible para evitar ingredientes dañinos. La sencillez, una vez más, es sinónimo de salud.
ALTERNATIVAS REALES PARA UN BOCADILLO SIN RIESGOS
En lugar de recurrir al fiambre procesado, podemos optar por alternativas caseras y naturales. Cocinar una pechuga de pollo o pavo, filetearla finamente y guardarla en la nevera es una opción excelente, ya que preparar nosotros mismos la carne nos garantiza un control total sobre los ingredientes que consumimos. Otras opciones fantásticas son el hummus, el aguacate, el queso de calidad o las conservas de pescado azul.
La decisión final, como siempre, recae en nosotros y en la información que manejamos para tomarla. La contundente advertencia de la Dra. Laura Ponce no busca alarmar, sino empoderar al consumidor para proteger su salud a través de la cesta de la compra. Cambiar un hábito tan arraigado puede costar al principio, pero nuestro colon agradecerá a largo plazo el haber eliminado de la dieta este peligroso alimento procesado.