La integración tecnológica en la enseñanza ha dejado de ser una aspiración a futuro para convertirse en una realidad. En los últimos años, los centros educativos de España han incorporado nuevas herramientas como por ejemplo la IA, que facilitan la preparación de contenidos, la gestión del tiempo y la personalización del aprendizaje.
Las cifras hablan por sí solas. Según los últimos datos del Observatorio FIEX y la consultora GAD3, un 73 % de los profesores españoles reconoce haber utilizado alguna vez herramientas de este tipo, y siete de cada diez profesoras ya las han incorporado como parte de su rutina en el aula.
El Ministerio de Educación, consciente de este cambio, ha actualizado la competencia digital docente y publicado guías para promover un uso seguro y responsable de la inteligencia artificial en la enseñanza.
La IA y su impacto en la planificación docente
Uno de los ámbitos donde más se percibe el efecto de estas tecnologías es en la preparación de clases. El Education Endowment Foundation realizó un estudio en centros de Secundaria en Inglaterra en el que se observó que los docentes que empleaban IA con buenas prácticas reducían hasta un 31 % el tiempo invertido en la organización de sus lecciones.
Ese ahorro de tiempo no significa una merma en la calidad del trabajo, sino que permite dedicar más espacio a la interacción directa con el alumnado.
En España, un 64 % de los docentes que han usado estas herramientas lo ha hecho para preparar sus sesiones, mientras que un 50 % las ha aprovechado para complementar contenidos.
Este cambio está impulsando una transformación metodológica que prioriza la creatividad y la atención personalizada frente a la repetición de tareas administrativas.
La inteligencia artificial aún preocupa a alumnos y familias
La expansión no afecta solo a quienes enseñan. En torno al 65 % de los estudiantes afirma haber utilizado alguna vez herramientas de inteligencia artificial, aunque el 72 % de ellos admite que no ha recibido formación específica sobre su correcto manejo. En comunidades como Cataluña, la cifra de usuarios llega al 96 %, lo que evidencia una adopción mucho más rápida en determinados territorios.
Sin embargo, esta popularización ha abierto también interrogantes. Familias y docentes expresan su inquietud por aspectos como la privacidad de los datos, el uso responsable de la información personal y la falta de marcos claros que establezcan cómo debe regularse su aplicación en entornos educativos. Estas dudas reflejan que la revolución tecnológica no puede desligarse de un debate ético y de seguridad.
Aplicaciones en la educación universitaria
Las universidades españolas han avanzado en la integración de estas herramientas. En la Universidad Carlos III y en la Rey Juan Carlos, por ejemplo, la IA se ha convertido en aliada para personalizar el aprendizaje, corregir exámenes de manera más ágil y elaborar materiales adaptados a cada perfil de estudiante.

En el ámbito jurídico, soluciones especializadas como MAITE facilitan el análisis de casos prácticos, la organización de expedientes y la simulación de entornos profesionales.
Alejandro Castellano, CEO de Maite.ai, resume este cambio al señalar que la inteligencia artificial no sustituye al profesional, sino que multiplica su capacidad de análisis y aprendizaje. Su objetivo es acercar al alumnado a situaciones reales con un entorno seguro, reduciendo la brecha entre la teoría académica y la práctica profesional.
Innovación en la Universidad Rey Juan Carlos
Un ejemplo destacado es el campus de Vicálvaro de la URJC, donde se ha inaugurado el laboratorio AI-LEARN. Este espacio inmersivo combina asistentes legales virtuales, sistemas de simulación robotizados y pantallas interactivas para recrear entornos de práctica jurídica.
Antonio Serrano Acitores, coordinador de Digitalización, Innovación y Comunicación de la facultad, explica que toda revolución tecnológica debe ir acompañada de una revolución educativa, motivo por el cual se han integrado en el laboratorio algunas de las herramientas legal más potentes, entre ellas Maite.
El proyecto no solo busca experimentar con nuevas metodologías, sino también formar a los futuros profesionales en un entorno cada vez más digitalizado. Según Serrano, aprender a trabajar con inteligencia artificial no es opcional: marca la diferencia entre destacar en el mercado laboral o quedar relegado.
Una dinámica que no reemplaza al docente
Más allá de la educación superior, los estudios muestran una tendencia generalizada en la adopción de este tipo de inteligencia. El 73 % de los profesores encuestados en España la ha usado en algún momento, pero lo más significativo es que su aplicación se concentra en tareas concretas como preparar clases, corregir actividades o generar materiales de apoyo.
Esta dinámica demuestra que la tecnología no reemplaza al docente, sino que complementa su labor, liberándolo de tareas repetitivas y dándole más espacio para potenciar la interacción pedagógica.
El desafío se encuentra en proporcionar formación adecuada. Aunque la mayoría de los profesores reconoce los beneficios de estas herramientas, muchos aseguran que aún carecen de capacitación suficiente para aprovecharlas plenamente. El Ministerio de Educación trabaja en esa línea con programas de actualización digital que buscan reforzar la confianza de los docentes y garantizar un uso responsable.