En Valdepeñas, un control rutinario de la Guardia Civil reveló una de esas escenas que cuesta asimilar. El conductor de una ambulancia, un vehículo que simboliza auxilio y esperanza, dio positivo en cocaína y cannabis tras completar el traslado de pacientes a un hospital. Lo que debía ser sinónimo de seguridad se convirtió en una amenaza latente en plena carretera.
La Guardia Civil evitó que una situación potencialmente trágica se transformara en noticia. Con un simple control de verificación, los agentes demostraron que nadie está por encima de la ley, ni siquiera quienes manejan vehículos destinados a salvar vidas.
1Guardia Civil: Un hallazgo que sacude la confianza
La madrugada del 19 de septiembre de 2025 quedará grabada en la memoria de Valdepeñas. En el kilómetro 92 de la carretera CM-412, la Guardia Civil detuvo de manera aleatoria una ambulancia del SESCAM. Lo que parecía un control rutinario terminó revelando que el conductor circulaba bajo los efectos de cocaína y THC, el componente psicoactivo del cannabis.
El vehículo había cumplido instantes antes su función esencial: trasladar a enfermos y heridos que confiaban ciegamente en la profesionalidad de su chófer. Esa confianza, sin embargo, quedó traicionada. La ambulancia fue inmovilizada de inmediato y el caso remitido a la Jefatura Provincial de Tráfico de Ciudad Real. Posteriormente, el laboratorio confirmó los resultados, disipando cualquier duda. La infracción está tipificada en el artículo 14 de la Ley de Seguridad Vial como muy grave. Implica una sanción de 1.000 euros y la pérdida de seis puntos del carnet de conducir.