viernes, 3 octubre 2025

Vanesa Falcón, psicóloga y sexóloga: “El amor en la vejez se vive como una segunda adolescencia”

Decir que el amor no tiene edad puede sonar a lugar común, pero a quienes lo han conocido y lo han vivido en primera persona, no les resulta una simple frase hecha, sino una afirmación muy certera. El amor es vital, y al pasar el tiempo no se extingue sino que cambia y adquiere otra serie de matices. Con 20, con 50 o con 80, el amor puede llegar a la vida de una persona con la misma fuerza, aunque de diferentes maneras.

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EL AMOR EN LA MADUREZ

Vanesa Falcón, psicóloga y sexóloga: “El amor en la vejez se vive como una segunda adolescencia”
Fuente: Freepik

Uno de los grandes mitos sociales es pensar que las personas mayores han perdido el interés por enamorarse. Nada más lejos de la realidad. El deseo de amar y ser amado permanece siempre vivo a lo largo de toda la vida, aunque pase a manifestarse de otro modo. Psicólogos y sexólogos coinciden en que el amor en la madurez es más auténtico y menos mediatizado por las expectativas del entorno.

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El caso de Paula, quien, después de una larga viudez, a sus 73 años se reencuentra con un viejo amigo y empieza una nueva relación, es un ejemplo perfecto. Nunca habría imaginado que volvería a experimentar «mariposas en el estómago», pero se dio cuenta de que la ilusión puede renacer, incluso tras décadas de viudez. Ella y su pareja viven una segunda adolescencia, disfrutando de cada momento con entusiasmo renovado.

Más allá del bienestar emocional, el amor en la vejez tiene claras ventajas para la salud. Las relaciones amorosas mejoran la autoestima, previenen el estrés y la depresión y fomentan la práctica de la actividad cognitiva. Sentirse querido y acompañado protege de la soledad social y contribuye a mantener activo el cerebro.

Las expertas explican también que la experiencia de vida permite gozar del amor con menos angustias. A diferencia de la juventud, en la vejez el amor se vive sin la presión del trabajo ni las responsabilidades familiares, por lo que da lugar a la libertad y a disfrutar. En muchos casos, se trata de una nueva oportunidad que aparece cuando menos se le espera.

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