Entumecimiento y hormigueo en las manos suele estar relacionado con el cuello. James Birdseye, quiropráctico, recomienda estiramientos para aliviarlo. ¿Te ha pasado alguna vez que te despiertas por la mañana y tus manos parecen de alguien más? Dormidas, hormigueando, un poco torpes… como si tuvieran su propio reloj biológico. O que, después de varias horas frente al ordenador, los dedos empiezan a “avisarte” con ese cosquilleo extraño que te hace moverlos sin parar. Lo curioso es que muchas veces creemos que el problema está en las manos… y resulta que la verdadera culpable está más arriba: en el cuello. Sí, ese cuello que a veces ignoramos mientras nos pasamos horas pegados a la pantalla.
La conexión entre cuello y manos
Un quiropráctico lo explica muy claro: “Hay muchas cosas que pueden causar hormigueo o entumecimiento en las manos, pero lo que más veo en la consulta tiene que ver con el cuello”. Y es lógico. Los nervios que van desde el cuello, pasando por hombros, brazos y antebrazos, hasta los dedos, son como cables delicados que llevan señales de un lado al otro. Si se pinzan o se irritan, esas señales se vuelven confusas, y tus manos lo sienten con hormigueo, falta de fuerza, entumecimiento… e incluso dolor. Sí, todo por algo que parece tan lejano.
¿Qué provoca esta tensión?

Es cierto que estirar las muñecas, sacudir los brazos o mover los hombros puede dar alivio temporal. Es como “resetear” el sistema por un momento. Pero la verdadera solución pasa por trabajar el cuello. La raíz del problema suele estar en la postura y la tensión muscular. Accidentes, dormir mal, latigazos cervicales o estrés acumulado pueden sobrecargar esta zona.
Un ejemplo muy típico: la famosa postura de “cabeza hacia adelante” frente a la pantalla. La cabeza pesa bastante (unos cinco kilos, ¡como una bola de boliche pequeña!) y si se inclina hacia adelante, el cuello trabaja sin descanso. Los músculos escalenos –anterior, medio y posterior– se tensan para sostenerla, y al estar pegados a los nervios que bajan hasta los brazos, esa tensión prolongada puede causar hormigueo y entumecimiento en los dedos.
Estiramientos para aliviar el hormigueo

Entonces, ¿cómo solucionarlo? No basta con “sentarse derecho” (aunque ayuda). También hay que liberar esos músculos. El especialista recomienda tres estiramientos sencillos pero efectivos:
Escaleno Anterior: Ubicado en el lateral del cuello. Inclina la cabeza hacia la izquierda, mete la barbilla y gira suavemente hacia ese lado. Mantén 30-60 segundos. Para intensificar, coloca la mano izquierda sobre la cabeza y empuja un poquito más hacia adelante y a la izquierda.
Escaleno Medio: Solo inclina la cabeza hacia la izquierda durante 30-60 segundos. Para un estiramiento más profundo, ayuda con la mano para guiar la cabeza un poquito más.
Escaleno Posterior: Inclina la cabeza hacia la izquierda, pero gira hacia la derecha. Este estiramiento es distinto y muy importante, porque ayuda a liberar los nervios que llegan hasta los dedos. Mantén 30-60 segundos y, si quieres, inclina un poco más hacia afuera para sentir el efecto completo.
Cuida tu cuello, cuida tus manos
El experto lo resume así: “Ahora sabes cómo quitar el entumecimiento y hormigueo en las manos. Prueba estos ejercicios, de verdad funcionan”.
Con un poco de conciencia postural y estos estiramientos diarios, muchas personas notan que sus manos vuelven a sentirse ligeras, fuertes y cómodas. Al final, cuidar el cuello es cuidar las manos… y también nuestra vida diaria, porque nada molesta más que unos dedos dormidos justo cuando más los necesitas.
Además, es importante recordar que la constancia marca la diferencia. No basta con hacer los estiramientos una vez y esperar milagros. Si los incorporas en tu rutina diaria, aunque sea solo un par de minutos al levantarte o antes de sentarte frente al ordenador, los resultados se notan mucho más rápido. También puedes combinar estos ejercicios con pequeños descansos, caminatas y ajustes en tu postura al trabajar; todo suma. Al final, es cuestión de escuchar tu cuerpo, entender sus señales y dedicarle un poco de atención. Con paciencia, tus manos volverán a sentirse ágiles y tus días mucho más cómodos.