jueves, 2 octubre 2025

El mito del 7% de margen del radar es una trampa: la ‘regla del 7’ que la DGT sí aplica para multarte y que te cogerá desprevenido

La última notificación de la DGT en el móvil y ese sudor frío que te recorre la espalda. Abres el mensaje y ahí está: una multa por exceso de velocidad que no te esperas, justo en ese tramo que controlas a diario. ¿Cómo es posible, si ibas solo un poco por encima del límite? La respuesta está en un error de cálculo generalizado, porque esa norma no escrita del 7% que todos comentan es una leyenda urbana, la Dirección General de Tráfico no aplica un porcentaje fijo del 7% como la mayoría cree y confiar en ella es el primer paso para recibir una sanción.

Seguro que te suena la conversación. Un amigo, un cuñado, un compañero de trabajo que te asegura que puedes pisarle un poco más, que hay un margen de cortesía. Pero esa supuesta flexibilidad es una trampa, un espejismo en el asfalto que la DGT desmonta con cada flash. Lo que existe es algo mucho más preciso y enrevesado que un simple porcentaje, ya que la ‘regla del 7’ es una simplificación que esconde una realidad más compleja con distintos baremos y conocerla es la única forma de evitar que una pequeña distracción te cueste puntos y dinero en tu permiso de conducir.

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¿POR QUÉ EL 7% ES UN ESPEJISMO EN LA CARRETERA?

Este bulo sobre los márgenes de velocidad se ha convertido en una de las leyendas urbanas más peligrosas para los conductores.
Este bulo sobre los márgenes de velocidad se ha convertido en una de las leyendas urbanas más peligrosas para los conductores. Fuente Freepik.

El mito del 7% se ha extendido como la pólvora durante años, pasando de boca en boca hasta convertirse en una especie de dogma para muchos al volante. Se basa en la idea de que la DGT regala un margen generoso a todos por igual, sin importar el tipo de radar o la velocidad. Sin embargo, la realidad es que esta creencia popular carece de base normativa y puede llevar a sanciones inesperadas por un exceso de confianza. Aferrarse a este dato es, sencillamente, comprar una papeleta para la próxima multa que la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil te pueda notificar.

La confusión nace de una simplificación de la normativa de control metrológico del Estado, que es la que de verdad importa. Muchos conductores mezclan los márgenes de los radares móviles con los de los fijos, creando un porcentaje único que les sirve de coartada mental. Pero la regulación es clara y no deja lugar a interpretaciones, ya que la normativa de la DGT diferencia claramente los márgenes según el tipo de radar y la velocidad a la que se circula. Ignorar estos matices es lo que provoca que, al pasar junto a un radar fijo, el flash salte mucho antes de lo que tu cálculo del 7% te había hecho creer.

LA VERDADERA REGLA QUE LA DGT TIENE BAJO LA MANGA

Olvídate de porcentajes fijos y cálculos sencillos. La fórmula que utiliza Tráfico es un sistema dual que cambia las reglas del juego y que pilla desprevenidos a miles de conductores cada año. No es un capricho, sino una metodología que busca ajustar la precisión del dispositivo a la velocidad de la vía. Por eso, la clave está en un doble baremo que aplica la DGT según la velocidad a la que se circula y que distingue entre los tramos limitados a 100 km/h o menos y aquellos que superan esa cifra, rompiendo por completo con la idea de un margen único y universal.

Este sistema funciona de la siguiente manera: para velocidades inferiores a 100 km/h, el margen de error se mide en kilómetros por hora fijos. A partir de esa velocidad, el margen pasa a ser un porcentaje. De esta forma, este sistema dual busca una mayor precisión en los tramos de menor velocidad y una proporcionalidad en los de mayor velocidad, donde un error de pocos kilómetros por hora es menos significativo. Es una lógica aplastante que, sin embargo, la mayoría de usuarios de las carreteras españolas desconoce por completo, y que la DGT aplica rigurosamente en cada control de velocidad.

RADARES FIJOS VS. MÓVILES: NO TODOS JUEGAN CON LAS MISMAS CARTAS

Aquí reside el núcleo de la confusión y el origen de la mayoría de las multas por sorpresa que emite la DGT.
Aquí reside el núcleo de la confusión y el origen de la mayoría de las multas por sorpresa que emite la DGT. Fuente Freepik.

No todos los cinemómetros son iguales ni tienen la misma tolerancia. La normativa distingue claramente entre los radares fijos, como los pórticos o las cabinas laterales, y los móviles, aquellos instalados en vehículos de la Guardia Civil. La diferencia es crucial, pues los cinemómetros fijos tienen un umbral de error más bajo que los instalados en vehículos en movimiento porque sus condiciones de medición son óptimas y estables. Este pequeño pero fundamental matiz es el que te puede costar una sanción por exceso de velocidad sin que te des cuenta.

Para los radares fijos y los de tramo, el margen es de 5 km/h en vías de hasta 100 km/h y del 5% si el límite es superior. En cambio, para los móviles, la DGT es algo más flexible, aplicando un margen de 7 km/h o del 7%, respectivamente. Por tanto, la DGT justifica esta diferencia en las condiciones de medición de cada dispositivo, ya que un radar en movimiento está sujeto a vibraciones y factores que pueden alterar ligeramente la lectura. Recordar esta distinción es vital para tu bolsillo y para los puntos de tu carné.

ASÍ SE TRADUCE EN MULTAS REALES: LOS NÚMEROS QUE IMPORTAN

Vamos a llevar la teoría a la práctica para que no quede ninguna duda. Imagina que circulas por una autovía limitada a 120 km/h. Si te fías del mito del 7%, pensarías que el radar no saltará hasta que superes los 128,4 km/h. Sin embargo, si se trata de un radar fijo, la realidad es muy diferente, ya que a 120 km/h un radar fijo te sancionará a partir de 127 km/h y no de 129 km/h como muchos piensan aplicando erróneamente el margen de los móviles. Esa pequeña diferencia de dos kilómetros por hora es la trampa en la que caen miles de personas.

El mismo principio se aplica en ciudad, en una calle limitada a 50 km/h. Un radar fijo te multará a partir de 56 km/h, no de 58 km/h, que sería el umbral para un radar móvil. Aunque la diferencia parezca mínima, demuestra que incluso un pequeño exceso de velocidad puede ser detectado por los sistemas de la DGT y es suficiente para iniciar un procedimiento sancionador. La precisión de los cinemómetros actuales deja muy poco espacio para el error, por lo que la mejor estrategia es ceñirse siempre al límite establecido en la vía.

CONDUCIR SIN SOBRESALTOS: MÁS ALLÁ DE LOS MÁRGENES DE ERROR

Al final, la clave no es apurar los límites, sino comprender que la seguridad vial es el objetivo principal de la DGT.
Al final, la clave no es apurar los límites, sino comprender que la seguridad vial es el objetivo principal de la DGT. Fuente Freepik.

A toda esta ecuación hay que sumarle un factor más que a menudo olvidamos: el propio vehículo. Ningún velocímetro es cien por cien exacto; por ley, siempre marcan una velocidad ligeramente superior a la real, pero nunca inferior. Aunque este desfase actúa como un pequeño colchón de seguridad adicional, el velocímetro de nuestro propio coche también tiene un pequeño margen de error que debemos considerar para no llevarnos sorpresas desagradables. Confiar ciegamente en la aguja del cuadro de mandos, apurando el límite, puede ser otra fuente de problemas con la normativa de la DGT.

En definitiva, obsesionarse con los márgenes de error es un enfoque equivocado. Los límites de velocidad no están puestos al azar, sino que responden a criterios de seguridad para proteger a todos los usuarios de la vía. Intentar arañar unos pocos kilómetros por hora extra es un riesgo inútil que puede terminar en una multa o, en el peor de los casos, en un siniestro vial. Por ello, y más allá de cualquier cálculo, la mejor estrategia en carretera siempre será la prudencia y el respeto a las normas que establece la DGT.


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