El envejecer supone un viaje ineludible, pero la forma en la que lo llevamos a cabo depende en gran medida de las oportunidades de la tercera edad, los lazos y los apoyos que vamos creando en el trayecto. En el podcast “Seremos mayores: miradas sobre el envejecer”, producido por la Pontificia Universidad de Chile, el Sistema de Naciones Unidas y el Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), se ofreció un espacio con el que mantener una reflexión en torno a la forma en la que la innovación puede fortalecer las redes territoriales de las personas mayores.
1INNOVACIÓN SOCIAL: CREAR VALOR CON LOS MAYORES
Carlos Román introdujo el diálogo a través de una pregunta fundamental: ¿qué queremos decir al referirnos a la innovación? Para él, no existe una única definición de la idea de innovación, aunque sí podemos establecer un eje común: la innovación es generar valor, es decir, la entrega de respuestas nuevas y útiles en el marco de un problema existente como tal. Lo que ocurre es que cuando dirigimos ese valor hacia las comunidades, se define como innovación social, una idea que va tomando fuerza mediante la labor colaborativa, con una realidad de “co-creación” entre los mayores. Dicho de otro modo, ya no sería innovar para los otros, sino innovar con los otros.
En el marco de las personas mayores, significa no considerar a las personas mayores como meros usuarios de proyectos, sino a personas capaces de proponer y dar solución a las pruebas. Un ejemplo lo trae Román con la experiencia de “Empresas con experiencia”, que pretende transformar a las empresas para que sean más inclusivas y respetuosas con el talento senior. En este caso, la innovación va más allá de la tecnológica, sino también de los cambios a nivel organizativo y cultural.
Pero la tarea de innovar con personas mayores tiene sus desafíos, como lo califica una de las panelistas, la jerga técnica se convierte en ocasiones en una barrera. Por lo tanto, es necesario adaptar el discurso; hay que simplificar conceptos; hay que alcanzar un entendimiento común. Esto implica una serie de pasos que no pueden obviarse si queremos que nadie quede fuera de la anteriormente descrita conversación. La innovación no es, por tanto, un lujo académico, sino una práctica cotidiana, vinculada a una realidad accesible para todas las personas.
La experiencia de Pola Bustamante, que realizó una introducción desde su propia experiencia en Aysén, nos ofrecía una visión directa. Ella subrayó que la auténtica escuela pertenece a la calle y a la vida diaria que se establece entre vecinas y vecinos, entre amigas y amigos, etcétera, etcétera, etcétera, hasta llegar a las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad.








