El suplemento del que todo el mundo habla podría ser el mayor engaño que guardas en la estantería de tu baño. Lo vemos en todas partes, promocionado por influencers y con promesas de una juventud casi eterna. Sin embargo, Jorge Martínez, un farmacéutico con 25 años de experiencia, lo tiene claro. Nos advierte de que la mayoría de las veces tiramos el dinero en promesas vacías que no necesitamos, una verdad que la industria cosmética prefiere ocultar. ¿Estamos siendo víctimas de una moda pasajera y muy cara?
La advertencia de Jorge es rotunda: “Es puro marketing, y lo compran como churros”. Esta afirmación destapa una realidad incómoda sobre este popular complemento alimenticio que se vende sin control. Según su experiencia en la farmacia, este producto se vende masivamente sin una necesidad real que lo justifique, impulsado por una publicidad muy agresiva y el desconocimiento general. La pregunta es inevitable: si un experto lo desaconseja tan firmemente, ¿por qué seguimos cayendo en la trampa?
LA PROMESA DE LA ETERNA JUVENTUD EN UNA CÁPSULA
El atractivo es innegable: una piel más tersa, menos arrugas y un aspecto radiante, todo gracias a un simple polvo o unas cápsulas. El bombardeo publicitario nos ha convencido de que es una solución mágica, pero la evidencia científica sobre su eficacia real es bastante limitada, especialmente en personas jóvenes y sanas. Jorge Martínez confiesa que es frustrante ver cómo se prioriza el marketing por encima de la salud y el ahorro de sus clientes.
¿Por qué es un gasto inútil para la mayoría? La respuesta está en nuestro propio cuerpo, una máquina casi perfecta que produce su propio colágeno. Por ello, tomar un extra por vía oral no garantiza que llegue a la piel como nos hacen creer, ya que el sistema digestivo lo descompone antes. Esta ayuda nutricional, como la venden, no funciona de la manera que pensamos, algo que confirma la visión crítica del farmacéutico sobre estas modas tan rentables.
¿QUÉ DICE LA CIENCIA (Y QUÉ CALLA EL MARKETING)?

La clave está en la digestión. Cuando ingerimos colágeno, ya sea en polvo, pastillas o bebidas, el estómago lo descompone en sus componentes básicos: los aminoácidos. A partir de ahí, el cuerpo los utiliza donde más los necesita, no necesariamente en las arrugas de la cara o en la flacidez del cuello. Es decir, tu organismo no distingue si esos aminoácidos vienen de un filete de pollo, unas lentejas o de un producto de parafarmacia carísimo.
Es cierto que existen algunos estudios que sugieren ciertos beneficios, pero hay que leer la letra pequeña. Como advierte Jorge Martínez, muchos están patrocinados por los propios fabricantes del suplemento, lo que genera un claro conflicto de intereses y arroja dudas sobre su objetividad. La contundente frase del farmacéutico, «es puro marketing», cobra aquí todo su sentido, al destapar una estrategia comercial diseñada para vender a toda costa.
EL NEGOCIO MILLONARIO DETRÁS DE UN POLVO BLANCO
El miedo a envejecer es, sin duda, el motor de un negocio multimillonario que no para de crecer. Se nos venden soluciones supuestamente rápidas y sencillas, pero se venden soluciones rápidas a problemas complejos que requieren otros cuidados, como una buena alimentación, descanso y protección solar. Jorge Martínez lo ve a diario en el mostrador: gente buscando una fórmula milagrosa en lugar de adoptar hábitos saludables y mucho más efectivos.
En este escenario, las redes sociales se han convertido en el escaparate perfecto para la venta masiva de este suplemento. Vemos a decenas de prescriptores recomendándolo con entusiasmo, pero muchos influencers promocionan este suplemento sin el conocimiento adecuado, generando una demanda completamente artificial. La gente confía en ellos, y como dice Jorge, «lo compran como churros», perpetuando un ciclo de desinformación y consumo innecesario.
SI NO ES ESTE SUPLEMENTO, ¿ENTONCES QUÉ FUNCIONA?

La verdadera fábrica de colágeno está en nuestro interior, y solo necesita las herramientas adecuadas para funcionar. Una dieta rica en vitamina C, proteínas y antioxidantes es fundamental, ya que el cuerpo necesita estos nutrientes para sintetizar su propio colágeno de forma natural y eficiente. Alimentos como los cítricos, los pimientos rojos, el brócoli, el pescado o los huevos son un refuerzo nutricional mucho más inteligente y económico.
Además de la alimentación, hay gestos que sí han demostrado científicamente su eficacia contra el envejecimiento de la piel. El farmacéutico insiste en que el mejor gesto antiedad es usar protector solar a diario, porque la protección contra el sol previene la degradación del colágeno mucho más que cualquier suplemento. Activos cosméticos como los retinoides o el ácido glicólico también cuentan con un enorme respaldo científico, algo de lo que carece el colágeno oral.
LA PREGUNTA DEL MILLÓN: ¿NADIE DEBERÍA TOMARLO?
No todo es blanco o negro. Existen situaciones clínicas muy específicas, como ciertos problemas articulares o en personas de edad muy avanzada con dietas deficientes, donde un médico podría recomendarlo tras una evaluación exhaustiva del paciente, pero nunca como un cosmético para las arrugas. En estos casos, no se busca un milagro estético, sino un apoyo pautado y controlado por un profesional sanitario, lejos del impulso de comprar una píldora vitamínica de moda.
En definitiva, la próxima vez que una promesa milagrosa en un bote reluciente te tiente en la farmacia o en una web, párate a pensar. La reflexión que nos deja Jorge Martínez es un jarro de agua fría para una industria que factura millones. La próxima vez que una promesa milagrosa te tiente, recuerda sus palabras y pregúntate si realmente necesitas ese suplemento o si, en el fondo, solo estás comprando marketing.