El cine siempre ha constituido un lugar de encuentro, de emoción y de reflexión colectiva. No obstante, en los últimos tiempos no todos los públicos han tenido la misma facilidad para retomar las salas, mujeres y hombres mayores de 65 años, por ejemplo, que no recuperaron tan rápidamente el hábito de ir a ver una película tras la pandemia. Pero para revertir esta tendencia, el Gobierno de España ha presentado la tercera edición del programa Cine Sénior. Una propuesta que acerca la gran pantalla a las personas mayores de 65 años que pueden ir al cine una vez a la semana a ver una película por 2 euros.
2MÁS QUE CINE, IMPACTO SOCIAL

Desde el 2023 El programa Cine Sénior se concibió como respuesta a una doble necesidad: recuperar espectadores a raíz de la crisis sanitaria y garantizar el derecho de las personas mayores a participar de la vida cultural. Este colectivo ya era un público fiel a los cines, pero en el 2019 las salas de cine perdieron un 40% de su asistencia y ese fue el grupo que tardó más tiempo en regresar a las salas. Ante esta realidad, el Ministerio de Cultura y Deporte puso en marcha una fórmula que además de llenar las butacas hiciera viable un envejecimiento activo.
El resultado de estos esfuerzos se refleja en la afluencia de personas mayores a las salas de cine. En la primera edición más de 924.000 entradas fueron adquiridas por mayores de 65 años, que supuso un 25,5% del total de ventas en la semana, los martes eran ya el tercer día que contaba con la mayor asistencia a las salas de cine en nuestro país, solo por detrás del sábado y del miércoles, según la Federación de Cines de España. En la segunda edición se superaron todas las previsiones, 1,68 millones de espectadores séniores asistieron a las salas de cine, un 83% más que en el primer año.
Ese empuje no solo es positivo para quienes compran las localidades, sino que lo es también para toda la industria cultural. Las salas de cine tienen una función importante dentro de la vida social de barrios y municipios, convirtiéndose a su vez en motores culturales y económicos de proximidad: potenciarlas es proteger el empleo y mantener las calles vivas, pero significa también que se está salvaguardando un lugar de encuentro que difícilmente podría ser sustituido por un acto de consumo de las plataformas digitales en casa.
En esa dimensión social el impacto también se hace relevante. Acudir cada semana al cine no es solo ocio: también se trata de salud emocional, de compañía y de pertenencia a la comunidad. Muchas personas mayores aprovechan la oportunidad de salir a la calle, de compartir la experiencia con amigos o con familiares y de mantenerse activas en un entorno que cada vez se va digitalizando más.