La reaparición pública de Jesulín de Ubrique un mes después del problema cardíaco que sufrió durante unos días de descanso con su mujer, María José Campanario, ha devuelto la calma a quienes se habían mostrado preocupados por el estado de salud del torero. El diestro ha reaparecido con un semblante tranquilo y ha querido dejar claro que su recuperación marcha de forma positiva, transmitiendo serenidad tanto a la prensa como a sus seguidores. En declaraciones a Europa Press, el matador se limitó a contestar con un “muy bien” cuando fue preguntado por los reporteros, asegurando además que todos los miembros de su familia se encuentran “estupendamente”, lo que ha despejado, al menos de momento, cualquier especulación sobre complicaciones posteriores.
1El estado de salud de Jesulín de Ubrique

La breve, pero significativa intervención de Jesulín ha tenido un eco inmediato en los medios, ya que su situación había generado preocupación debido a la naturaleza del incidente. Un fallo cardíaco no es un asunto menor, y la noticia de que el torero se encontraba delicado de salud se convirtió en tema recurrente durante semanas. Su aparición en público con un mensaje breve pero claro de tranquilidad era, por tanto, un momento esperado. Sin embargo, lo que más ha llamado la atención en las últimas horas no ha sido tanto lo que dijo el torero, sino la reacción que ha generado en una persona muy vinculada a su vida personal: Belén Esteban.
La colaboradora de televisión, expareja del torero y madre de su hija Andrea, se pronunció en el programa No somos nadie, donde sorprendió con un tono contenido y prudente. Frente a las cámaras, Esteban declaró: “Me alegro mucho, me alegro muchísimo. No tengo absolutamente nada que decir. Todos están muy bien y me alegro de verdad de que María José Campanario esté bien y que él esté bien, que parece que ha estado bastante delicado. Y de lo que más me alegro es de que los niños estén bien, me alegro muchísimo”. Con estas palabras, Belén evitó entrar en polémicas, algo que en otras etapas de su vida no hubiera sido tan habitual, y mostró una templanza que muchos han interpretado como un signo de madurez y de la etapa más serena que atraviesa.