miércoles, 1 octubre 2025

Dra. Ana Molina (45 años), dermatóloga: «El que fuma 20 años parece 1000 veces más mayor»

- Los estudios en gemelos muestran de forma impactante los efectos del tabaco en la piel.

Cuando pensamos en los estragos del tabaco o del alcohol, lo primero que suele venirnos a la cabeza son enfermedades graves: cáncer, problemas de corazón, daños en el hígado. Pero hay una manera mucho más gráfica —y también más dura— de ver lo que hacen estos hábitos: los estudios con gemelos. Para la dermatóloga Ana Molina, son algo que no deja indiferente a nadie.

“¿No has visto los estudios en gemelos? Pues son espectaculares porque son visibles”, comenta con entusiasmo. Y es verdad: no hablamos de números fríos ni de gráficos estadísticos, hablamos de rostros. Dos caras prácticamente idénticas de nacimiento que, con los años, cuentan historias muy distintas según los hábitos que han seguido.

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Una metodología que habla por sí sola

Dos vidas dos rostros Merca2.es
El envejecimiento prematuro deja huellas visibles en el rostro del fumador. Fuente: Canva

La clave de estos estudios está en la comparación. Los gemelos comparten la misma carga genética y, normalmente, han crecido en entornos parecidos, con rutinas de alimentación similares. Es decir, casi todo es igual… salvo un detalle que lo cambia todo. “A veces la única diferencia es que uno fuma y el otro no, o que uno bebe alcohol y el otro no”, explica la doctora.

Esto convierte a los gemelos en un auténtico “experimento natural”. Lo que en otros trabajos científicos se tiene que demostrar con complejas fórmulas estadísticas, aquí se muestra con una crudeza aplastante: basta una fotografía.

La diferencia es imposible de ignorar

Después de años de malos hábitos, las diferencias entre un gemelo y otro son tan claras que cualquiera puede verlas. Ana Molina lo ha comprobado en sus charlas: “Después de muchos años fumando o haciendo algo que no le viene bien a la piel, tú lo enseñas a la gente… y todo el mundo sabe identificar al gemelo fumador”.

La piel se apaga, el rostro parece más cansado y envejecido, como si el tiempo hubiese corrido a distinta velocidad para cada uno. No es una ligera variación, es un contraste brutal, casi como si una misma persona viviera dos vidas paralelas: una con salud, otra marcada por el humo.

El ojo experto ve aún más

Tiempo que se acelera Merca2.es
Un simple hábito puede transformar la piel con el paso de los años. Fuente: Canva

Aunque cualquiera puede notar la diferencia, los dermatólogos saben leer en la piel las huellas más finas del tabaco. “Reconocemos a un fumador por cómo tiene la piel: un tono más cetrino, más apagado, más envejecido”, detalla Molina. Ese tono “amarillento”, ese brillo perdido, son como la firma invisible del cigarrillo en la cara de quien lo consume.

Y no es solo una cuestión estética. La doctora lo dice sin rodeos: “El que fuma 20 años parece mil veces más mayor”. Una frase dura, sí, pero que refleja lo exagerado del efecto. El envejecimiento prematuro no engaña a nadie.

Un mensaje que cala porque se ve

Las campañas de salud suelen estar llenas de cifras y estadísticas que a veces nos suenan lejanas. Pero las fotos de gemelos son otra cosa: un golpe de realidad que llega directo a la vista. No hace falta saber de medicina ni leer un estudio académico, basta con observar.

Por eso, Ana Molina insiste tanto en el valor de estas imágenes. No solo sirven para demostrar científicamente el impacto del tabaco y el alcohol, también son una herramienta de concienciación muy potente. Porque, seamos sinceros, pocas cosas convencen más que ver cómo un rostro idéntico al tuyo podría acabar transformándose si mantienes un mal hábito durante años.

El espejo más sincero

YouTube video

El tabaco y el alcohol no solo dañan lo que no vemos, también dejan marcas en lo más visible: la cara que enseñamos al mundo cada día. Y en ese espejo, los gemelos nos devuelven una pregunta incómoda: ¿cómo quiero verme dentro de 20 años?

La respuesta no está en un manual médico ni en un laboratorio. Está, como recuerda la doctora Molina, delante de nuestros ojos.


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