martes, 30 septiembre 2025

Francesc Torralba, filósofo: «Debemos aprender a vivir plenamente porque la única certeza que tenemos es la muerte»

La charla con el pensador Francesc Torralba en el programa de podcast Vidas contadas brinda la ocasión de asomarnos a las grandes preguntas del vivir, de la existencia y de aquellas preguntas que normalmente pasan a un segundo plano entre el ritmo vertiginoso de las ocupaciones del día a día. En un entorno marcado por la obsesión por el aquí y el ahora, parar a pensar sobre la finitud de la vida es un gesto que puede llegar a ser viable representar un acto reivindicativo; no existe receta de cocina ni certeza, ya que como él mismo subraya, la filosofía no juega con verdades máquina, sino que vive con preguntas que pasamos de una generación a otra.

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LA VIDA FINITA Y EL ARTE DE HABITAR EL TIEMPO

Fuente: Freepik

Para Torralba, a la hora de reconocer la mortalidad propia no tenemos que ver el hecho del aceptar la muerte como la rendición de los que no pueden salir de la oscuridad, sino como el reconocimiento de la condición que nos permite vivir la vida intensamente. La única persona que puede dar valor al tiempo que vive es aquella que acepta que hay un final. En este sentido, la filosofía no trata de erradicar la finitud, sino de convertirla en su reconciliación, dándonos a conocer que no es nuestro enemigo, sino el marco que da lugar al sentido de las vidas vividas.

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Es evidente que la pregunta que apunta la filosofía puede parecer sencilla, pero su extensión es infinita: ¿Qué significa vivir una vida completamente? Vivir una vida completamente no es lo mismo que acumular experiencias, sino saber habitar en ellas con atención y autenticidad. En una sociedad que nos impele a coleccionar hitos, y a contar el valor de la vida a partir de los logros alcanzados, la invitación del filósofo es antitética, y nos invita a parar, a mirar en nuestra interioridad, dándonos a conocer que la calidad se lo viví es más valiosa que la cantidad de lo vivido.

Este es el carácter de la filosofía como disciplina científica, porque no persigue respuestas definitivas, sino la búsqueda de sentidos. La ciencia quiere resolver preguntas, mientras que la filosofía nos advierte de que hay enigmas que nunca se agotaran.

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