La realidad es que en España nos sentimos orgullosos de estar entre los países del mundo con la mayor calidad de vida: las estadísticas nos sitúan a la cabeza de Europa, con cifras que oscilan entre los ochenta y los ochenta y seis años. Sin embargo, una esperanza de vida no significa necesariamente una vida de buena calidad hasta el final de la existencia: de un modo incluso más convincente, las palabras de los diferentes estudios e informaciones ofrecidas por las voces más expertas dentro del ámbito.
2LA PREVENCIÓN COMO LLAVE HACIA UNA VEJEZ ACTIVA

La Fundación OAFI insiste en un mensaje que es fundamental: la pérdida de la calidad de vida no empieza a los 65, sino mucho antes. Los signos que sabemos que hemos adoptado en la juventud y en la madurez temprana constituyen principalmente lo que seremos en nuestros años posteriores. El sedentarismo, la mala alimentación, la falta de control médico preventivo y la poca conciencia del cuidado de las articulaciones son factores que favorecen el deterioro físico. Por ello, la llamada de la prevención no puede esperar a la jubilación sino que tiene que empezar en la época más buena de la vida.
Eso implica redefinir la salud desde un punto de vista, sí, holístico y proactivo. La medicina de la prevención, la promoción del ejercicio físico adecuado y la educación en nutrición pasan a ser herramientas necesarias. Y no se trata de eliminar del todo el riesgo de las enfermedades propias del envejecimiento, sino de retrasar las enfermedades y su impacto. Al hacerlo no solo se gana bienestar individual, sino que se gana también en sostenibilidad del sistema sanitario público. Ahora bien, la prevención no es física. La salud mental y el bienestar emocional son pilares que sostienen la calidad de vida en la vejez.