Las artes marciales es fundamental y se podría decir que es la clave para vivir mucho más allá de cumplir los 60 años no radica en correr maratones ni en andar haciendo kilómetros a diario, sino que está en unas prácticas de ejercicio corporal mucho más sutiles y potentes, las artes marciales suaves. Este paradigma emplaza las condiciones en las que entendemos la actividad física en la tercera edad y nos invita a pensar en alterar las rutinas de movimiento que llevamos a cabo habitualmente.
2LA MEJOR ESTRATEGIA PARA MANTENER LA INDEPENDENCIA

Más allá del estado físico, las artes marciales regalan un bien para la mente y para las emociones. Uno de sus grandes beneficios es el trabajo de la estimulación cognitiva, ya que al memorizar secuencias de movimiento y para coordinarlas con la respiración se trabaja la memoria y la concentración. Esto mismo supone un cierto modo de protección natural frente al deterioro cognitivo asociado a la edad.
Por otro lado, porque sé usualmente se practican en grupo, las artes marciales suaves favorecen la cohesión del grupo. De este modo, las interacciones sociales, la amistad y el sentido de pertenencia que surgen en estas clases derivan en el bienestar emocional que se obtiene.
No en vano, pero los expertos afirman la importancia del contacto humano en las artes marciales para contrarrestar situaciones de soledad y depresión. Además, hay que destacar que estas disciplinas no buscan la fuerza bruta ni la competencia. El objetivo es cultivar la calma, la resiliencia y la autoestima, lo cual ayuda a los mayores a afrontar el proceso de envejecimiento de manera más sosegada. Más bien consideramos este tipo de práctica como una filosofía de vida, además de un ejercicio físico.