En nuestro país, la incertidumbre sobre el futuro de las pensiones es cada vez mayor. La presión demográfica y los cambios en el mercado laboral hacen que los trabajadores actuales se pregunten si recibirán una jubilación suficiente para mantener su calidad de vida. La respuesta, según diversos expertos, apunta a la necesidad de combinar el sistema público con ahorro e inversión privados.
Sergi Torrens, especialista en planificación financiera e inversiones, ofrece una mirada clara sobre este panorama. Para él, los planes de pensiones pueden ser útiles, pero no están diseñados para todas las personas. Más bien, se trata de una herramienta que, utilizada de manera correcta, puede generar ventajas fiscales y estabilidad, aunque también conlleva riesgos y trampas que conviene conocer antes de decidirse
1El desafío del sistema público y la búsqueda de alternativas
El sistema público de pensiones atraviesa una etapa crítica. Hoy existen 2,32 trabajadores activos por cada jubilado, pero en 2050 la cifra caerá a 1,7. Menos cotizantes y más beneficiarios suponen un equilibrio cada vez más difícil de sostener. Además, ya se debate retrasar la edad de jubilación, que en países como Dinamarca llega a los 70 años, y en España podría alcanzar los 71.
La tasa de reemplazo, que mide la diferencia entre el último salario y la pensión, alcanza en España el 80%, mientras que en la Unión Europea ronda el 60%. Este dato revela que la reducción será inevitable con el paso del tiempo. Por ello, expertos como Torrens sostienen que no queda otra opción que reforzar el ahorro y las inversiones privadas. Y en este escenario, los planes de pensiones aparecen como el único producto creado exclusivamente para este propósito. El atractivo principal es fiscal. Lo que se aporta al plan de pensiones desgrava en la declaración de la renta y permite reducir la base imponible.