lunes, 29 septiembre 2025

Encuentran como reparar el cerebro dañado tras sufrir un ictus

- Un hallazgo con células madre ofrece esperanza real para recuperar el cerebro tras un ictus.

Imagina esto: tras un ictus, cuando todo parece perdido, el cerebro empieza a repararse solo. Suena increíble, casi imposible… pero un grupo de científicos acaba de demostrar que podría ser real.

Gracias a un trasplante de células madre neuronales, ratones que habían quedado dañados recuperaron funciones y, lo más emocionante, volvieron a moverse con normalidad. El estudio, publicado en Nature Communications y liderado por la USC y la Universidad de Zúrich, abre una puerta enorme: terapias que podrían ayudar incluso cuando la ventana de tratamiento tradicional ya se cerró.

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El ictus: una enfermedad devastadora

celulas madre en accion Merca2.es
Trasplante de células madre que devuelve funciones cerebrales. Fuente: Canva

El ictus, especialmente el isquémico, es un golpe durísimo. No solo porque es frecuente —uno de cada cuatro adultos lo sufrirá en algún momento de su vida— sino porque sus consecuencias suelen ser permanentes. La mitad de los supervivientes quedan con secuelas: parálisis, dificultades para hablar, problemas de memoria. Hoy en día, los tratamientos disponibles funcionan, pero tienen una condición muy cruel: solo sirven si se aplican en menos de cuatro horas y media desde que aparecen los síntomas. Y la realidad es que la mayoría de personas no llegan a tiempo.

Frente a esa limitación, los investigadores decidieron probar algo distinto. Usaron células madre neuronales, creadas a partir de sangre humana reprogramada en el laboratorio, y las trasplantaron en el cerebro de ratones que habían sufrido un ictus. La gran sorpresa es que no lo hicieron enseguida, sino una semana después. Y aun así funcionó.

Resultados sorprendentes en los ratones

Los resultados fueron asombrosos. Cinco semanas más tarde, los ratones tratados tenían menos inflamación, más neuronas y vasos sanguíneos nuevos, y conexiones cerebrales mucho más sólidas. Pero lo mejor se vio en su manera de moverse: recuperaron la motricidad fina, esa que se necesita para tareas delicadas, y caminaron mejor que los que no recibieron el trasplante. Dicho de otro modo, pasaron de estar limitados a volver a tener agilidad.

“El trasplante de células madre podría convertirse en una alternativa real para quienes sufren un ictus grave o no logran recibir el tratamiento a tiempo”, explica Ruslan Rust, profesor en la USC y coautor del trabajo.

Uno de los hallazgos más emocionantes fue descubrir que muchas de esas células se transformaron en neuronas GABAérgicas, un tipo de célula que se pierde tras un ictus y cuya ausencia rompe el equilibrio del cerebro. Es como si hubieran rellenado huecos clave en un engranaje dañado, devolviendo fluidez al sistema. Además, no se limitaron a ocupar espacio: activaron procesos internos que ayudaron a reparar conexiones, reducir inflamación y mejorar la comunicación entre neuronas.

“Lo realmente bonito de esto es que las células no solo reemplazan lo que se perdió, sino que despiertan mecanismos de reparación en el propio cerebro”, añade Christian Tackenberg, de la Universidad de Zúrich. Y eso abre una posibilidad enorme: terapias más precisas, e incluso reutilizar fármacos que ya existen para potenciar estos procesos.

La importancia del momento adecuado

Esperanza tras el ictus Merca2.es
Un rayo de esperanza para quienes sufren un ictus. Fuente: Canva

El estudio también dejó clara la importancia del momento. Hacer el trasplante demasiado pronto no funcionó; las células no sobrevivían. Pero una semana después, cuando la inflamación había bajado, el cerebro estaba mucho más preparado para recibirlas.

Ahora queda lo más difícil: comprobar si estos beneficios duran a largo plazo, evitar que las células se multipliquen de forma descontrolada y encontrar formas menos invasivas de aplicar el tratamiento. Pero lo esperanzador es que ya existen ensayos en personas con Parkinson usando técnicas similares, lo que hace pensar que el ictus podría ser el siguiente paso.

Mirando hacia el futuro

“Queremos que estos trasplantes no solo ayuden en la recuperación inmediata, sino que acompañen al paciente toda su vida”, dice Rust.

Lo que está claro es que estamos ante un cambio radical de perspectiva. Porque ya no hablamos solo de calmar síntomas o ganar unas horas más de margen. Hablamos de algo mucho más poderoso: reparar el cerebro desde dentro, despertar su capacidad natural de regenerarse y devolver lo que parecía perdido para siempre.


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