Disertar acerca de la depresión en la edad madura es todo un reto que, para su adecuado tratamiento, precisa sensibilidad y, sobre todo, empatía. La salud mental de las personas adultas mayores es un tema que, aunque importante, se suele tratar como una cuestión secundaria, pero que es tan importante como cualquier otra patología física. El episodio seis de Incontenible Podcast, conducido por la psicóloga clínica Mónica Cano, nos empuja a la reflexión necesaria: ¿de qué forma acompañamos a las personas que están pasándola en esta etapa de la vida en la que la tristeza se convierte en una carga que les sumerge en su malestar?
1UN ENEMIGO SILENCIOSO QUE CONDICIONA A LOS MAYORES

La depresión no es solo una tristeza profunda, sino que incluye cambios en la motivación, en el interés por la vida cotidiana y, en muchos casos, en la autoestima. La licenciada Mónica Cano añade que la depresión es un trastorno cuando la tristeza es prolongada, interfiere con la vida cotidiana y no permite disfrutar de acciones que antes resultaban agradables.
En los adultos mayores, este proceso se complejiza y tiende a ser poco reconocible; se normalizan las frases “ya a mi edad no hay mucho por hacer” o “es parte de la vida sentirse así”. El riesgo de ese tipo de creencias es que disimulan los síntomas y aportan un retardo en la búsqueda de ayuda profesional. En este punto, la familia y los cuidadores cumplen una función muy interesante en el sentido de identificar posibles signos de alerta.
Los factores de riesgo pueden incluir cambios físicos propios del envejecimiento, como la pérdida de movilidad o la aparición de enfermedades crónicas o la pérdida de autonomía, que podrían generar sentimientos de ineficacia y dependencia, aumentando la vulnerabilidad a la depresión. No se dice que la edad “provoca” la enfermedad,