La labor policial suele estar envuelta en cierta distancia y misterio, pero detrás del uniforme hay personas con principios, emociones y decisiones difíciles. Iñaki Aldaz, sargento de la policía local de Sabadell, ofrece una mirada directa a la vida de quienes ejercen la autoridad con responsabilidad, conscientes del delicado equilibrio entre garantizar la seguridad y respetar la libertad de los ciudadanos.
Desde la perspectiva de Aldaz, la elección de ser policía no solo implica dedicación, sino también un compromiso ético profundo. «Hemos elegido no ser nunca ricos para no ser nunca pobres», afirma, subrayando que la motivación detrás de su vocación trasciende lo económico y se centra en servir a la comunidad.
1La transformación personal y profesional de un policía

Iñaki Aldaz comenzó su carrera en un ámbito muy diferente: la ingeniería informática. Sin embargo, pronto descubrió que aquel camino no le ofrecía satisfacción personal. La disciplina y la constancia que aplicaba al culturismo de competición lo llevaron a abrir un gimnasio y, posteriormente, a explorar la seguridad privada, trabajando como escolta de personalidades y empresarios, incluso participando en producciones cinematográficas internacionales. Esta experiencia le permitió conocer la cooperación estrecha con cuerpos policiales, despertando un interés que lo conduciría a opositar y convertirse en policía local en Sabadell.
Su trayectoria revela un hilo conductor: la búsqueda de un propósito que combine servicio, ética y aprendizaje continuo. Según Aldaz, la policía no es solo un trabajo, sino un compromiso con la sociedad. Cada multa, cada control de alcoholemia o intervención requiere preparación, reflexión y humanidad. En un entorno donde la percepción pública puede variar entre la admiración y la crítica, el policía mantiene la coherencia y la profesionalidad como pilares fundamentales.