La llegada de los pensionistas de la generación del baby boom se erige como un evento trascendental para el futuro de la Seguridad Social en el país, ya que nunca antes en España había existido una situación en la que existieran tantos pensionistas y, a la vez, tan pocos trabajadores en activo. En palabras del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el año 2048 se registrarán unos 15 millones de pensionistas, una cifra sin igual, que obligará a discutir cómo se financia el sistema de pensiones.
2UN MODELO EN TENSIÓN CONSTANTE

La Seguridad Social, a la que se considera uno de los pilares fundamentales del Estado de bienestar, se encuentra, en estos momentos, ante una tensión inusitada. Este sistema se ideó para un equilibrio que hoy ya está roto: hay más pensionistas, menos cotizantes al sistema y un creciente gasto del mismo, tal y como señala el Banco de España. Si la proyección es correcta, para 2050 habrá solo 1,5 trabajadores por cada jubilado; de ahí que se cuestione la viabilidad de mantener pensiones suficientes para todos.
Las reformas han empezado: en enero de 2023 entró en vigor el primer paquete de medidas de la última reforma de las pensiones, es decir, la revalorización conforme al IPC, el establecimiento de incentivos para el retraso de la jubilación, el establecimiento de penalizaciones para la prejubilación y la separación de fuentes de financiación. Su función, en estos momentos, es la de descongestionar, a corto y medio plazo, la presión sobre la Seguridad Social.
Una de las vías es elevar la edad de jubilación efectiva, alargando así la vida laboral. Sin embargo, esto no resulta siempre posible en sectores o prácticas laborales que comportan un alto nivel de exigencias físicas. La calidad del empleo y la productividad se vislumbran como claves para mantener el sistema sin penalizar a las futuras generaciones.