En los últimos años, España ha sido escenario de fenómenos extremos como la DANA, que han puesto a prueba a los equipos de emergencias y, en especial, a la Unidad Militar de Emergencias (UME). Sanz, ex-capitán del ejército español, recuerda esos momentos con una mezcla de disciplina profesional y emoción personal. Su testimonio ofrece una mirada humana sobre la dureza de actuar en situaciones que, como él mismo afirma, “sobrepasan todos los límites”.
Desde inundaciones por la DANA hasta la crisis sanitaria del COVID-19, Sanz relata cómo la UME tuvo que enfrentarse no solo a catástrofes naturales, sino también a escenarios desconocidos que marcaron un antes y un después en la historia reciente del país.
2El COVID-19: una misión que superó todos los límites
Más allá de la DANA, Sanz recuerdó otro de los momentos más difíciles de su carrera: la pandemia del COVID-19. Sin embargo, el desconcierto inicial fue enorme. “Íbamos descargando cartografía en el camino y organizando cómo repartirnos el trabajo, porque no sabíamos con qué nos íbamos a encontrar”, relata.
Lo que más le impactó fueron las intervenciones en residencias de mayores. Allí, la desinfección era solo una parte de la misión. El verdadero drama estaba en la falta de personal: trabajadores que, por miedo al contagio, no acudían a su puesto, dejando a los residentes en situaciones de abandono. “Había empleados que merecen una medalla, porque doblaban turnos, dormían allí mismo para poder atender mínimamente a los mayores”, recuerda con emoción.
Estas experiencias marcaron a Sanz y a muchos de sus compañeros. Más allá de la preparación militar, tuvieron que enfrentarse al dolor humano, a la soledad de quienes estaban en los centros y al peso emocional de sentir que el sistema estaba desbordado. Una sensación muy distinta a la de combatir una DANA, donde el enemigo es la naturaleza.