Kiko Rivera atraviesa uno de los momentos más delicados de su vida personal tras anunciar oficialmente su separación de Irene Rosales. Después de nueve años de matrimonio y dos hijas en común, el hijo de Isabel Pantoja ha iniciado un proceso de transformación que intenta mostrar como una etapa de crecimiento, aunque la realidad se está revelando mucho más dura de lo esperado.
2¿Cómo está Kiko Rivera tras separarse de Irene Rosales?

Kiko Rivera protagonizó un directo en redes sociales donde ahondó en cómo se siente en esta nueva etapa. Allí confesó con una sinceridad poco habitual en él que “no estoy al 100%”, reconociendo que todavía le cuesta enfrentarse al día a día sin Irene a su lado. Relató que necesita tiempo para procesar lo ocurrido y que hay momentos en los que se le hace imposible estar solo en casa: “Hay un silencio aquí que hay que acostumbrarse… Se me cae la casa encima, la verdad”, reconoció con una mezcla de resignación y vulnerabilidad. Estas palabras reflejan una cara B mucho más sombría de lo que en un inicio se quiso mostrar, y evidencian que la supuesta cordialidad del divorcio podría estar tambaleándose.
Cabe recordar que, cuando ambos comunicaron la ruptura, insistieron en que se había producido de forma respetuosa y con el firme compromiso de mantener como prioridad a sus hijas. El propio Kiko lo dejó por escrito en una de sus publicaciones más compartidas: “Después de 11 años de relación y dos hijas en común, mi mujer y yo hemos decidido separar nuestros caminos. No es fácil. Nunca lo es. Tomar la decisión correcta a veces es lo más difícil, pero también lo más necesario”. Sus palabras reflejaban un intento de mostrar calma y responsabilidad, asegurando que todo se hacía desde la gratitud y el respeto. Sin embargo, la reflexión posterior sobre “conocer a las personas según las circunstancias” parece contradecir ese tono conciliador, y muchos lo interpretan como la constatación de que Irene podría haber tenido comportamientos que Kiko consideró decepcionantes.
En esa misma línea, el DJ expresó que habla desde la “madurez de aceptar que a veces soltar es la mejor manera de cuidar lo que realmente importa”. Con estas frases quiso subrayar que lo vivido quedará en su corazón, pero que ahora abre un capítulo diferente en busca de algo “más sano, más real y más honesto”. No obstante, es precisamente esta última elección de palabras la que vuelve a situar a Irene en el centro de las sospechas, porque parece dar a entender que lo anterior carecía de sinceridad o no era del todo transparente. Es un retrato velado de su exmujer que, aunque disfrazado de crecimiento personal, termina por dejarla en una situación complicada ante los ojos de todos.