La biomecánica siempre sonó a ciencia de laboratorio, a gráficos incomprensibles y a conversaciones reservadas para entrenadores de élite o fisioterapeutas con bata blanca. Pero de pronto, aparece Álvaro Guzmán y le da la vuelta al tablero. Con un lenguaje directo, sin adornos innecesarios, ha logrado que este tema, que muchos veían como un ladrillo teórico, se convierta en conversación habitual en redes sociales y en gimnasios.
Lo suyo no es predicar desde la torre de marfil. Guzmán baja al suelo, se mete entre mancuernas y máquinas, y lo explica todo con una sencillez que engancha. “Si no tienes una buena estabilidad para aplicar fuerza y no sabes qué músculo se está llevando el estímulo… pues apaga y vámonos”, dice sin rodeos. Y lo cierto es que tiene razón: sin técnica, ningún objetivo —ganar músculo, perder grasa o entrenar con una lesión— se sostiene.
Los cimientos de un buen ejercicio

La hipertrofia, recuerda Guzmán, no es magia: es pura adaptación. El cuerpo responde al estímulo del entrenamiento de fuerza, pero solo si se cumplen dos condiciones básicas: estabilidad y alineación. La primera garantiza que podamos empujar con seguridad; la segunda, que el esfuerzo llegue justo al músculo que queremos trabajar.
Y luego está la repetición. Ese pequeño universo de segundos donde todo pasa. Guzmán la divide en tres fases y cada una tiene su papel:
- En la subida (concéntrica), pide ir con la máxima velocidad posible… pero ojo, sin sacrificar la técnica. Nada de acelerar a lo loco y cargar la espalda en lugar de los cuádriceps.
- En la bajada (excéntrica), recomienda control. Incluso alargar el tiempo si hay dolor o lesión. El truco: mismo estímulo con menos peso.
- En la pausa intermedia, una breve parada corta la ayuda de los tendones. ¿Resultado? Solo el músculo se hace cargo de todo.
El dilema del estiramiento
Hoy se habla mucho de entrenar músculos en posiciones estiradas. Y sí, puede dar buenos resultados. Pero, como advierte Guzmán, no hay atajos: “No se puede pedir que crezca y que no duela”. Traducido: más estiramiento implica más daño muscular y más descanso obligado. Algo que, para un principiante, puede ser más freno que avance.
Ejercicios con nombre y apellido

Lejos de improvisar, Guzmán tiene claro qué movimientos son los más eficientes para cada grupo muscular:
- Pectoral: press de banca inclinado con barra, para lograr un estímulo más uniforme.
- Dorsal: remo diagonal unilateral con banco, que permite jugar con ángulos y rotaciones.
- Hombro: elevaciones laterales en polea, usando muñequera para aislar bien el deltoides.
- Cuádriceps: extensión de rodilla en máquina, el único que realmente exprime el recto anterior.
- Glúteos: el combo hip thrust + sentadilla búlgara, siempre ajustando altura y posición.
- Gemelos: excéntrica lenta y parada obligatoria para quitarle protagonismo al tendón de Aquiles.
Filosofía de entrenamiento: menos relleno, más calidad
Aquí Guzmán no se corta: está cansado de la moda del volumen excesivo que circula en redes. “Muchos que lo defienden nunca han entrenado de verdad a un cliente en 40 minutos efectivos”, dispara. Su enfoque es otro: cada serie tiene que ser buena, sin repeticiones de relleno.
La clave está en el ciclo estímulo–recuperación. El cuerpo mejora porque no le queda otra; se adapta para que la próxima vez le cueste menos. Con principiantes, casi cualquier cosa funciona. Con avanzados, en cambio, se necesita precisión quirúrgica: ajustar carga y volumen con lupa.
De tema de nicho a fenómeno en redes
Lo curioso es que todo este boom no nació de una estrategia calculada, sino de una necesidad personal. Guzmán, que lidia con TDAH y cierta dislexia, tuvo que inventarse formas simples de entender conceptos complicados. Y al hacerlo, descubrió que esa misma simplicidad conectaba con miles de personas.
“Al final, a la mayoría no le importa ver el paper científico, sino saber cómo aplicar ese conocimiento en su entrenamiento”, dice. Y ahí está su éxito: hacer que lo técnico se vuelva cercano, casi cotidiano.
Hoy, gracias a su manera clara y práctica de explicar, la biomecánica ya no es un tema árido para unos pocos. Es, más bien, una herramienta al alcance de cualquiera que quiera entrenar mejor, con cabeza y con resultados visibles.