En un mundo cada vez más digitalizado, los adolescentes se encuentran expuestos a riesgos que, muchas veces, superan la capacidad de control de las familias. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), las redes sociales, las aplicaciones de mensajería y las plataformas de entretenimiento se han convertido en escenarios cotidianos para los menores, pero también en lugares donde aparecen peligros invisibles.
Un reciente estudio elaborado por la OCU y organizaciones de consumidores de varios países europeos revela que casi la mitad de los jóvenes españoles de entre 12 y 17 años reconoce haber sufrido algún tipo de amenaza online. Estos datos ponen sobre la mesa la urgencia de reforzar la educación digital y las medidas de protección para un colectivo cada vez más vulnerable.
3Redes sociales: entre la diversión y la presión

Las redes sociales forman parte de la rutina diaria de los menores. Según la encuesta, los adolescentes españoles se conectan a ellas seis días a la semana, en promedio. Ocho de cada diez sigue a algún influencer, especialmente relacionados con videojuegos, deportes, moda o estilo de vida. Un 68% incluso ha comprado productos recomendados por estas figuras, lo que confirma el impacto que tienen en sus decisiones.
Pero no todo es diversión. Uno de cada tres jóvenes afirma sentir ansiedad cuando no está conectado, al experimentar la sensación de “perderse algo”. La OCU subraya que esta dependencia emocional es un factor de riesgo que debe ser atendido con urgencia. Además, la exposición constante a modelos de belleza, éxito o consumo genera presiones adicionales que afectan directamente a la autoestima y a la salud mental de los adolescentes.
En paralelo, un 19% de los encuestados asegura haber recibido mensajes de odio en redes sociales, lo que convierte estos espacios en escenarios donde la intolerancia y la discriminación se reproducen con facilidad. Para la OCU, estas cifras ponen de relieve la necesidad de educar en un uso responsable y crítico de las plataformas digitales.