La ciberseguridad se ha convertido en el pan de cada día, una preocupación constante en un mundo hiperconectado donde cada gesto cuenta. Sin embargo, a menudo nos centramos en contraseñas complejas o en virus informáticos, olvidando las amenazas más silenciosas. La experta en seguridad digital, Ana López, lo tiene claro; la comodidad de esta tecnología esconde un riesgo que muchos ignoran por completo y que podría costarnos muy caro, tal y como alerta en su advertencia.
Esa conexión que parece tan inofensiva para escuchar música es, según sus palabras, «una puerta abierta» a nuestros datos más íntimos. ¿Pero somos realmente conscientes del peligro que corremos al llevarla siempre activada en el móvil? Según la especialista, desactivar el Bluetooth en momentos clave es un gesto simple que blinda nuestra privacidad y nos protege de esas amenazas invisibles que nos rodean a diario sin que nos percatemos de ello.
¿UN GESTO INOCENTE? EL BLUETOOTH COMO NUNCA LO HABÍAS VISTO
Lo usamos casi sin pensar para la música, el manos libres del coche o para sincronizar nuestro reloj inteligente, convirtiéndolo en un compañero inseparable. Como advierte la experta Ana López, de 34 años, la mayoría de usuarios mantiene el Bluetooth permanentemente activado por pura inercia, sin valorar las implicaciones que este simple gesto tiene para su protección online y la de sus datos más personales. ¿Realmente merece la pena el riesgo?
La tecnología Bluetooth no es malvada por sí misma, pero su naturaleza la hace vulnerable, ya que funciona emitiendo constantemente una señal para ser descubierto por otros dispositivos. Esta visibilidad permanente, que fue pensada para la comodidad, convierte a nuestro móvil en un blanco fácil para ciberdelincuentes cercanos que buscan activamente este tipo de brechas de seguridad para poder acceder a los terminales ajenos.
LOS CINCO ESCENARIOS CRÍTICOS QUE DEBES EVITAR A TODA COSTA

El primer escenario crítico es tan común como peligroso: el transporte público. Imagina el metro, el tren o el autobús en plena hora punta, rodeado de decenas de personas desconocidas que viajan junto a ti. En este entorno tan concurrido, como bien señala Ana López, un hacker puede escanear y encontrar tu dispositivo en cuestión de segundos, aprovechando la multitud y el anonimato para pasar completamente desapercibido mientras actúa.
Lo mismo ocurre en otros espacios de espera muy habituales como los aeropuertos, las estaciones o esa cafetería donde aprovechas para trabajar con tu ordenador portátil. Son lugares donde solemos pasar bastante tiempo y, sin darnos cuenta, bajamos la guardia, y los atacantes lo saben y buscan víctimas para robar datos sensibles, lo que supone un fallo garrafal en nuestra estrategia personal de ciberseguridad.
«TE ROBAN LOS DATOS MIENTRAS TE TOMAS UN CAFÉ»: EL ‘BLUESNARFING’
El término puede parecer complejo, pero la ejecución es terroríficamente sencilla para quien tiene los conocimientos necesarios, de ahí la importancia de la prevención. La advertencia de Ana López sobre «una puerta abierta» cobra aquí todo su sentido, ya que el ‘Bluesnarfing’ es una técnica por la que un atacante se conecta a tu móvil vía Bluetooth sin tu permiso, aprovechando que está visible y accesible para todo el mundo.
Una vez que han conseguido establecer esa conexión no autorizada, el desastre ya está servido y es imparable. El ciberdelincuente puede acceder a una cantidad ingente de información privada, y es que el ladrón puede copiar tus contactos, leer tus mensajes y hasta ver tus fotografías, todo ello sin que salte ni una sola alerta en tu pantalla. Un auténtico fantasma en tu bolsillo que atenta contra tu privacidad.
MÁS ALLÁ DEL MÓVIL: AURICULARES, RELOJES Y HASTA TU COCHE EN PELIGRO

Llevamos la tecnología puesta, en la muñeca, en las orejas, y cada uno de esos aparatos es una extensión de nuestra vida digital que debemos proteger. El consejo de la especialista en seguridad es claro al respecto, y es que los relojes inteligentes y los auriculares inalámbricos son también vulnerables a ataques, pudiendo ser utilizados como puente para llegar a la información más valiosa de nuestro teléfono móvil.
Y el riesgo va sobre ruedas, literalmente, porque los sistemas de manos libres de los coches son otro de los grandes olvidados en esta ecuación. La conexión permanente con nuestro vehículo es cómoda, pero dejar el Bluetooth del coche visible puede permitir que alguien clone su señal y acceda al vehículo o a la información sincronizada, un fallo de ciberseguridad que puede salirnos muy caro.
LA SOLUCIÓN ES MÁS SENCILLA DE LO QUE CREES: TÚ TIENES EL CONTROL
Los otros momentos clave para la desconexión son igualmente lógicos y, tal y como insiste Ana López, se basan en el sentido común más básico. El tercer escenario son las grandes aglomeraciones, como conciertos o manifestaciones, donde la densidad de gente crea el caldo de cultivo perfecto para los ataques masivos, convirtiendo tu dispositivo en uno más entre miles de posibles objetivos fáciles para los ciberdelincuentes.
El cuarto y quinto momento son, simplemente, cuando no lo estás usando y, sobre todo, mientras duermes por la noche. El consejo final de la experta se resume en una máxima muy simple: si no lo necesitas, apágalo. No hay más misterio. Cerrar esa «puerta abierta» de forma proactiva es la mejor barrera, una costumbre que refuerza nuestra ciberseguridad personal y nos devuelve el control total de nuestra privacidad digital.