lunes, 22 septiembre 2025

Lo que la ola censora de Trump enseña a los medios de comunicación españoles

El ascenso de la ultraderecha en las encuestas a nivel estatal y catalán sintoniza con la fuerza de la ola reaccionaria que lidera el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que ha demostrado en múltiples ocasiones su aversión hacia los medios de comunicación y la libertad de expresión.

Desde su llegada a la Casa Blanca, ha sistemáticamente atacado a aquellos que se oponen a su discurso, convirtiendo su retórica en un arma de desgaste constante. Recientemente, el presidente desató una nueva ola de censura al celebrar la cancelación del popular programa nocturno ‘Jimmy Kimmel Live!’, donde el presentador Jimmy Kimmel realizó comentarios sobre la muerte del activista ultraconservador Charlie Kirk.

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Trump, lejos de dar la bienvenida al debate abierto, ha arremetido contra el entretenimiento y los medios que desafían su narrativa, sugiriendo que programas como el de Kimmel deberían ser eliminados de las cadenas de televisión.

CENSURA

El motivo de la cancelación del programa de Kimmel parece tener sus raíces en un comentario que el presentador hizo sobre el asesinato de Charlie Kirk. Este se refirió al evento con un tono sarcástico, lo que fue suficiente para que Trump se lanzara a atacar la libertad de expresión y las voces críticas.

En su visita al Reino Unido, el presidente estadounidense expresó que Kimmel había sido despedido por cosechar «malos resultados» y que su falta de talento debería haber sido evidente desde mucho antes. En palabras de Trump, Kimmel estaba simplemente recibiendo lo que le correspondía por hacer comentarios «horribles» sobre «un gran hombre», refiriéndose a Kirk.

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Anuncio del ‘Jimmy Kimmel Live!’. Foto: Europa Press.

Lo que Trump no menciona, y lo que la mayoría de los analistas y defensores de la libertad de expresión señalan, es que esta cancelación no es más que una extensión de la ola de censura que ha intentado imponer durante su presidencia.

Al eliminar programas de televisión o amenazar con retirar licencias de transmisión a cadenas de medios que no siguen su narrativa, Trump está abriendo un frente peligroso que amenaza la pluralidad de la información y el derecho de los ciudadanos a escuchar y participar en debates sin restricciones. Su discurso contra Kimmel y otros presentadores refleja un intento claro de imponer una «visión unificada» del país, donde las voces disidentes no tienen cabida.

LA CRUZADA

Este ataque a los medios de comunicación no es un hecho aislado. Trump ha lanzado una cruzada en contra de diversos órganos de prensa, como The New York Times y The Wall Street Journal, acusándolos de difamación y «noticias falsas» cada vez que sus investigaciones lo ponen en una posición incómoda.

En una de sus últimas demandas, que en este caso ha quedado en papel mojado por decisión federal, Trump pidió 15.000 millones de dólares en una acción legal contra el Times, alegando que artículos de investigación sobre su vida empresarial y sus vínculos con figuras controvertidas como Jeffrey Epstein tenían la intención de dañar su reputación.

Esta ofensiva no es nueva, ni tampoco sorprendente. Desde que asumió la presidencia, Trump ha calificado a los medios de «enemigos del pueblo», una frase que resuena con los discursos autoritarios de otros regímenes históricos que buscaban deslegitimar a la prensa libre.

Las constantes amenazas del amigo americano de Vox contra los periodistas y las editoriales de renombre no son un accidente: son una estrategia deliberada para controlar el relato, dispersar la verdad y sembrar la desconfianza en el público.

Al atacar la credibilidad de los medios más importantes del país, Trump busca crear una realidad alterna, donde su figura es intocable y las críticas son vistas como mentiras difundidas por una prensa corrupta. Uno de los aspectos más preocupantes de la administración Trump es su intento de socavar la Primera Enmienda, que garantiza la libertad de expresión y la libertad de prensa en Estados Unidos.

Su postura hacia los medios y hacia la crítica pública no es simplemente una cuestión de diferencias políticas: es un ataque directo a las libertades civiles fundamentales que han permitido a la sociedad estadounidense florecer como una democracia pluralista y libre.

Cuando Trump amenazó con retirar la licencia a la cadena ABC si no tomaban medidas contra Kimmel, estaba enviando un mensaje claro: si no siguen la narrativa que él promueve, las consecuencias pueden ser severas.

Esto no solo es un intento de censura directa, sino también una intimidación para otros medios de comunicación que se atrevan a desafiarlo. Es, en última instancia, un esfuerzo por reconfigurar la prensa y el entretenimiento en Estados Unidos de manera que solo se escuche la versión ultraconservadora de la realidad, si es que esto no es un oxímoron.


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