domingo, 21 septiembre 2025

El error común al pagar con el móvil en el súper que abre la puerta a que te vacíen la cuenta

Un gesto tan simple como acercar tu teléfono al datáfono podría costarte muy caro. La conexión WiFi gratuita de tu centro comercial favorito esconde un peligro que pocos conocen.

El error más común al pagar con el móvil en el súper es, irónicamente, uno que cometemos por pura comodidad y que nos deja completamente expuestos. Ese simple gesto de acercar el teléfono al datáfono, que nos ahorra buscar la cartera, puede ser el inicio de un auténtico quebradero de cabeza si no tomamos precauciones, porque una tecnología diseñada para facilitar la vida también puede ser explotada por ciberdelincuentes. ¿Crees que tu dinero está seguro? Sigue leyendo.

La mayoría damos por sentado que la seguridad de nuestro smartphone es infranqueable, pero la realidad es muy distinta y preocupante. Mientras paseas por los pasillos eligiendo la compra de la semana, tu dispositivo podría estar emitiendo una señal que los ladrones saben cómo interceptar, ya que el verdadero peligro no está en el pago en sí, sino en los minutos previos y posteriores a esa transacción. La clave está en dos tecnologías que usas a diario sin pensar.

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¿UN GESTO COTIDIANO O UNA PUERTA ABIERTA AL DESASTRE?

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Hemos integrado el pago contactless en nuestra rutina con una naturalidad pasmosa. Sacar el smartphone, acercarlo al terminal y escuchar el pitido de confirmación se ha vuelto un acto reflejo, casi mágico. Nos sentimos modernos, eficientes y, sobre todo, seguros dentro de esa burbuja tecnológica que nos envuelve, pues la sencillez del proceso nos hace bajar la guardia frente a posibles amenazas invisibles. Parece impensable que algo tan cotidiano pueda volverse en nuestra contra.

Pero, ¿qué ocurre cuando esa comodidad se convierte en una vulnerabilidad? Cada vez que realizamos una compra con el teléfono, estamos utilizando sistemas que, si no se gestionan correctamente, pueden ser la llave de acceso a nuestros ahorros. El problema no es la tecnología en sí, sino el desconocimiento general sobre su funcionamiento y los peligros asociados, ya que los delincuentes aprovechan precisamente esa confianza ciega para encontrar grietas en la seguridad de tu móvil. La amenaza es real y silenciosa.

EL NFC: TU MEJOR AMIGO Y EL PEOR ENEMIGO A LA VEZ

La tecnología NFC (Near Field Communication) es la que hace posible esa «magia» de pagar sin contacto. Es una comunicación de corto alcance que permite que dos dispositivos intercambien datos cuando están a pocos centímetros de distancia, como tu móvil y el datáfono. Funciona de maravilla y es increíblemente práctica para el día a día, porque este sistema está pensado para ser rápido y eficaz, no para estar permanentemente activo y emitiendo señales. Ahí radica su doble filo.

El gran error es llevar el NFC siempre encendido. Piensa en ello como si dejaras la puerta de tu casa abierta de par en par; aunque estés dentro, alguien podría entrar sin que te des cuenta. Con un lector lo suficientemente potente y cercano, un ladrón podría intentar capturar los datos de tu tarjeta virtual sin que tu móvil toque nada, pues los ciberdelincuentes pueden usar dispositivos de skimming para clonar la información de pago si el NFC está activo constantemente.

LA TRAMPA INVISIBLE DE LA WIFI GRATUITA DEL SUPERMERCADO

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Llegas al centro comercial y, como un acto reflejo, tu móvil busca redes WiFi disponibles. La del propio establecimiento es gratuita, rápida y parece de confianza. ¿Por qué no conectarse? Es la pregunta que todos nos hacemos. En ese momento, sin embargo, podrías estar cayendo en una trampa muy bien diseñada, ya que conectarse a una red pública no segura es como mantener una conversación privada a gritos en una plaza abarrotada. Cualquiera podría estar escuchando.

Los delincuentes son expertos en crear lo que se conoce como redes «gemelas maliciosas». Crean un punto de acceso WiFi con un nombre idéntico o muy similar al oficial del supermercado («WiFi_GRATIS_SUPER» en lugar de «WIFI_SUPER_CLIENTES»). Si tu móvil se conecta a esa red fraudulenta, todo el tráfico de tu dispositivo pasa por las manos del atacante, que puede robar contraseñas y datos bancarios. Y lo peor es que no notarías absolutamente nada extraño.

«A MÍ NO ME VA A PASAR»: LA FALSA SENSACIÓN DE SEGURIDAD

El principal aliado de los estafadores es nuestro exceso de confianza. La frase «a mí no me va a pasar» es el mantra que nos repetimos mientras ignoramos las advertencias básicas de ciberseguridad. Creemos que los robos de datos solo ocurren en las películas o a grandes empresas, no a nosotros mientras compramos el pan, porque la percepción de que nuestro móvil es una fortaleza inexpugnable es el mayor error de seguridad que podemos cometer. Esta falsa tranquilidad es su mejor arma.

Las consecuencias de un descuido pueden ser devastadoras. No hablamos de un pequeño cargo no autorizado, sino del vaciado completo de una cuenta corriente en cuestión de minutos. Una vez que obtienen los datos necesarios, los delincuentes actúan con una rapidez fulminante, moviendo el dinero a través de una telaraña de cuentas para que sea imposible de rastrear, pues perder los ahorros de toda una vida por no desactivar una opción en el móvil es una posibilidad real y cada vez más frecuente.

BLINDAR TU DINERO ES MÁS FÁCIL DE LO QUE CREES

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La solución es sorprendentemente simple y no requiere instalar ninguna aplicación extraña ni ser un genio de la informática. La primera medida, y la más importante, es entrar en los ajustes de tu móvil y crear el hábito de activar el NFC solo en el preciso instante en que vayas a pagar, y desactivarlo inmediatamente después, ya que convertir el encendido y apagado del NFC en un gesto manual te protege del 99 % de los intentos de robo por proximidad. Es un clic que te puede ahorrar miles de euros.

El segundo paso es igualmente crucial: desconfía por sistema de las redes WiFi públicas, especialmente cuando vayas a consultar tu banco o realizar pagos con el móvil. Utiliza siempre tus datos móviles para operaciones sensibles. La seguridad de tu monedero digital no es un juego, y la responsabilidad final recae en cómo usamos las herramientas a nuestro alcance. Al final, la mejor barrera de seguridad es la prudencia y el conocimiento, un cortafuegos que ningún ladrón puede hackear.


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