Fumar ya no será tan sencillo para quienes se encuentran en las residencias de mayores. El Consejo de Ministros ha aprobado el Anteproyecto que modifica el texto de la Ley 28/2005 de medidas sanitarias en materia de tabaquismo, conocida como Ley Antitabaco, y que ahora comenzará su camino parlamentario. El texto establece restricciones a fumar y vapear en los espacios públicos, endurece la normativa sobre la publicidad y promoción de los productos, aunque si bien mantiene alguna excepción que ya estaba en la modificación de 2010 especialmente en el caso de las residencias de mayores y los centros para personas con discapacidad.
1ZONAS PARA FUMAR EN RESIDENCIAS

Sin duda, la reforma amplía notablemente los lugares libres de humo, pero no elimina la disposición de hace 15 años en residencias para las personas mayores. Como recuerdan desde el Ministerio de Sanidad, se seguirá permitiendo habilitar zonas específicas para fumadores, siempre que se trata de una zona habilitada para el uso exclusivo de los residentes, que esté debidamente señalizada y que disponga de un sistema de ventilación independiente.
Además, esta nueva legislación también actualiza la terminología, incluyendo no solamente el tabaquismo tradicional sino, además del mismo, a cigarrillos electrónicos, vapeadores o tabacos calentados. En la práctica, explican las patronales del sector CEAPs y FED, la mayor parte de estos espacios se ubica en el exterior y con algún tipo de protección del clima.
Las zonas interiores como sala de fumadores son poco comunes, aunque todavía las hay. La decisión ha abierto un intenso debate sobre si este tipo de excepciones tiene sentido dentro de una normativa que quiere avanzar hacia entornos cada vez más libres de humo. Diferentes organizaciones que agrupan a las personas mayores argumentan que las residencias son, de hecho, la casa de las personas residentes, y que una prohibición absoluta del consumo podría ser desmesurada.
«No son carcelarias ni hospitales», declara José Manuel Freire, presidente de la Comisión de Sanidad de la Plataforma de Mayores y Pensionistas; hay que guardar un cierto espacio de autonomía personal. Otros, como Josep Carné, de la Federación de Asociaciones de Mayores de Cataluña, confiesa ser contrarios al tabaco, pero también acepta que, para algunas personas ancianas, fumar representa uno de los pocos pequeños placeres de su vida cotidiana.