La realidad de Cabify, y el resto de las VTC, en Madrid y Barcelona, no podía ser más diferente. La empresa está en proceso de poner a funcionar las 773 licencias aprobadas en la Comunidad de Madrid, mientras que esperan por una nueva ley de transporte que está diseñada para expulsarlos de la Generalitat de Cataluña. Lo cierto es que la empresa no solo es una de las tres claves de la nueva movilidad en España, de la mano de Uber y Bolt, sino que en este momento tiene que adaptarse a dos marcos reguladores prácticamente opuestos en las dos comunicados autónomas claves para su negocio en España.
El caso madrileño es conocido: La empresa ha pasado años peleando en tribunales por las más de 9.000 licencias extra que consideran necesarias en la comunidad que hoy gobierna Isabel Díaz Ayuso. De momento, tras conseguir que los tribunales les den la razón, han conseguido la concesión de esta primera parte de las licencias, que esperan estén funcionando en el mes de octubre, y para las que necesitan, de momento, unos 1000 conductores.
Por supuesto, se trata de más conductores que licencias y vehículos, de forma que estos puedan operar por más tiempo durante el día. Es parte de su estrategia común, se suma que estas nuevas licencias en la CAM trabajarán de manera especial en las ciudades de la periferia madrileña, donde han considerado que no solo hay una buena oportunidad de negocio, sino que además han notado una necesidad por parte de los ciudadanos, que le han confirmado las diferentes ciudades de la zona.
En cualquier caso, será importante ver cómo el mercado reacciona a la llegada de las nuevas licencias y vehículos a la Comunidad de Madrid. La Federación Profesional del Taxi, Bolt o la patronal Unauto VTC han reaccionado en contra de la apuesta del unicornio español, señalando que la entrada de tantas licencias para un solo operador en el mercado pueden generar un desequilibrio en la zona, y puede complicar la facturación de los diferentes trabajadores del mercado español.
BARCELONA Y LA NUEVA LEY CATALANA ESPANTAN A CABIFY
A la espera de reunirse con los representantes del gobierno de Salvador Illa la empresa ha expresado su preocupación por lo que se ha dado a conocer del borrador de la nueva ley de taxi. El texto prohibiría el uso de las VTC como Uber, Cabify y Bolt en trayectos urbanos de la Generalitat, eliminará poco a poco las licencias ya aprobadas y solo permitirá excepciones para grandes eventos como la Mobile World Conference o el Primavera Sound. Lo cierto es que, como se ha presentado, el proyecto de ley obliga a estas plataformas a abandonar la ciudad, al menos en cuanto a su funcionamiento actual.

Hay dos marcas que pueden mantener una parte de su presencia: Uber y Lyft, la segunda a través de FreeNow, quienes operan con taxis en la Generalitat. Es cierto que el resto de los taxistas tampoco son fanáticos de estas plataformas, pero también es evidente que las mismas les permiten acercarse a los usuarios que se han acostumbrado más a la tarifa cerrada y las aplicaciones que a la mano levantada, la centralita y los taxímetros.
Lo cierto es que es un contraste más que evidente, aunque quizás demasiado común entre ambas ciudades. Para Cabify la preocupación no es solo la pérdida de su negocio, además también recuerdan que se traduciría en la pérdida del trabajo tanto de sus conductores como del resto de los competidores del sector de las VTC. Es un golpe duro de encajar, sobre todo por la dificultad agregada de exigir el catalán a los conductores de taxi, cuando muchos de los conductores de las plataformas son inmigrantes.
EL FUTURO DE LAS PLATAFORMAS EN ESPAÑA GIRA EN TORNO A MADRID
Lo cierto es que el nuevo anuncio catalán y el nuevo movimiento de Madrid deja claro que la capital será más importante para la Nueva Movilidad que Cataluña. Lo cierto es que la apuesta de eventos deportivos y culturales en la capital, desde festivales musicales, pasando por la Fórmula 1, o la NFL, estos eventos masivos suelen generar las mejores opciones de facturación de cara a los conductores, por lo que su apogeo en Madrid de la mano de las nuevas licencias es una buena noticia.
En cualquier caso, será interesante seguir de cerca la situación de Cataluña. De momento la nueva ley sigue siendo un borrador, por lo que es de esperar que todavía haya peleas alrededor de la misma, aunque es cierto que los de Illa se han inclinado más hacia el taxi que a las VTC.