sábado, 20 septiembre 2025

Rodillas que crujen al moverte: el Dra. Ángela Lute (43) recomienda alimentos ricos en colágeno y magnesio

El motivo por el que tus articulaciones hacen ese "clic" al subir escaleras. La clave para fortalecerlas podría estar en tu despensa, según una experta.

Las rodillas que crujen al moverte se han convertido en la banda sonora de la vida de muchísimas personas, un sonido que a menudo asociamos con el paso del tiempo. Sin embargo, la doctora Ángela Lute (43) nos abre los ojos a una realidad distinta y mucho más esperanzadora. A menudo, y es que ese sonido articular no siempre es señal de un problema grave, pero sí una llamada de atención que no debemos ignorar. ¿Y si la solución estuviera más cerca de lo que pensamos?

Ese chasquido en las rodillas es más común de lo que imaginas y su origen puede ser sorprendentemente simple. La doctora Lute lo tiene claro, su recomendación se centra en alimentos ricos en colágeno y magnesio, ya que una nutrición adecuada es la primera línea de defensa para el cartílago, protegiendo nuestras articulaciones a largo plazo. Es una invitación a escuchar a nuestro cuerpo y a darle las herramientas que necesita para funcionar como una máquina bien engrasada.

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¿POR QUÉ ME SUENAN LAS RODILLAS COMO SI FUESEN BISAGRAS VIEJAS?

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A veces, el ruido de nuestras rodillas proviene de algo tan simple como pequeñas burbujas de gas que se forman y colapsan en el líquido sinovial que lubrica la articulación. Este fenómeno es completamente normal y no debería causar alarma, lo que significa que la mayoría de las veces el crujido no está asociado a un daño estructural y es un fenómeno completamente normal. Es el mismo mecanismo que ocurre cuando nos crujimos los nudillos, un gesto que hemos repetido mil veces sin mayor preocupación.

Otra causa frecuente de ese sonido en las rodillas es el roce de los ligamentos o tendones al moverse sobre las estructuras óseas de la articulación. Con el movimiento, estos tejidos pueden tensarse y deslizarse de forma abrupta, dado que estos tejidos pueden deslizarse sobre una protuberancia ósea al movernos, generando un ‘clic’ audible pero inofensivo. Este tipo de ruido articular suele desaparecer si modificamos ligeramente la postura o el movimiento que lo provoca.

EL COLÁGENO: EL PEGAMENTO DE NUESTRAS ARTICULACIONES

Imagina el colágeno como el ‘cemento’ que mantiene unidas las estructuras de tus rodillas, dándoles flexibilidad y resistencia para soportar cada paso. Esta proteína es el componente principal del cartílago, ese tejido liso que recubre los extremos de los huesos, porque este componente proteico es esencial para la elasticidad y resistencia del cartílago, evitando que los huesos rocen entre sí. Con el tiempo, su producción natural disminuye y ahí es donde la alimentación juega un papel fundamental.

La doctora Lute insiste en que no hace falta recurrir a suplementos caros para cuidar las rodillas y potenciar nuestros niveles de colágeno de forma efectiva. La clave está en volver a la cocina de siempre, a los platos de cuchara, ya que caldos de huesos, carnes magras o gelatinas son fuentes naturales excelentes para nutrir nuestro sistema articular. Incluir estos alimentos en nuestra dieta es un gesto sencillo que ayuda a fortalecer las articulaciones desde dentro.

MAGNESIO, EL MINERAL QUE RELAJA Y FORTALECE

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El magnesio actúa como un director de orquesta en nuestro cuerpo, y las rodillas se benefician enormemente de su presencia, aunque a menudo lo pasemos por alto. Este mineral participa en más de 300 reacciones bioquímicas esenciales para nuestra salud, puesto que este mineral es crucial para la correcta absorción del calcio y la síntesis de proteínas, procesos vitales para los huesos. Un déficit de magnesio puede traducirse en una mayor debilidad ósea y articular a largo plazo.

Incorporar este nutriente en la dieta es más sencillo de lo que parece y vital para el cuidado de las rodillas y su correcto funcionamiento. No necesitamos complicarnos la vida buscando productos exóticos, y para ello los frutos secos, las legumbres, las espinacas y el chocolate negro son aliados perfectos para alcanzar la dosis diaria recomendada. Un puñado de almendras o un plato de lentejas pueden marcar una gran diferencia en nuestra movilidad articular.

MÁS ALLÁ DEL PLATO: GESTOS QUE CAMBIAN EL FUTURO DE TUS RODILLAS

Aunque la nutrición es un pilar, el movimiento adecuado es el otro gran secreto para unas rodillas sanas y fuertes, capaces de acompañarnos durante décadas. El sedentarismo es uno de los peores enemigos de nuestras articulaciones, ya que debilita la musculatura que las protege, debido a que ejercicios de bajo impacto como nadar o montar en bicicleta fortalecen la musculatura sin someter al cartílago a un estrés excesivo. Moverse es, literalmente, darles vida.

El peso corporal juega un papel directo en la presión que soportan a diario nuestras rodillas, actuando como un multiplicador de fuerza en cada paso que damos. Cuidar nuestra figura no es solo una cuestión de estética, es una necesidad para proteger las articulaciones, siendo así que perder incluso unos pocos kilos de más puede reducir drásticamente la carga sobre estas articulaciones tan importantes. Cada gramo cuenta cuando se trata de aliviar su trabajo diario.

CUÁNDO DEBERÍA PREOCUPARME DE VERDAD ESE «CLIC»

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La doctora Ángela Lute subraya que debemos escuchar a nuestro cuerpo y no solo a nuestras rodillas, aprendiendo a diferenciar un sonido mecánico de una señal de alerta real. Un crujido aislado y sin más síntomas no suele ser motivo de preocupación, ya que si el crujido viene acompañado de dolor, hinchazón o bloqueo de la articulación es momento de consultar a un especialista. Es el dolor el que realmente nos indica que algo podría no estar funcionando correctamente.

Cuidar la alimentación y mantenernos activos no es solo una recomendación, es una inversión a largo plazo en nuestra calidad de vida. Unas articulaciones sanas nos permiten disfrutar de cada paso, de cada subida y de cada baile, convirtiendo el movimiento en una celebración y no en una preocupación constante.


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