La entrevista de Rocío Flores en ¡De Viernes! sigue dando mucho que hablar días después de su emisión, y lo cierto es que sus palabras han abierto una cadena de reacciones en torno a su entorno familiar. La hija de Rocío Carrasco y Antonio David Flores se mostró más sincera que nunca en el plató de Telecinco, haciendo balance de su vida, de sus emociones y de los conflictos que han marcado su relación con su madre y con la familia mediática que la rodea. Entre los comentarios posteriores a esa intervención, la voz más esperada era la de Olga Moreno, una persona fundamental en la vida de Rocío durante los últimos veinte años, que ha decidido dar un paso al frente y pronunciarse sobre lo que vio y sintió al escuchar la entrevista. Lo que nadie esperaba es que sus palabras terminaran emocionando hasta las lágrimas a la propia Rocío Flores, que no pudo contenerse al comprobar cómo Olga destapaba lo más grande: la unión que ambas mantienen pese a los rumores de distanciamiento.
2La sinceridad de Olga Moreno

Otro aspecto en el que Olga fue contundente fue al desmarcarse de las polémicas declaraciones que históricamente se han vertido en torno a Rocío Carrasco. La sevillana aseguró que en su casa nunca se ha hablado mal de la madre de Rocío Flores y que, por el contrario, siempre han intentado suavizar las tensiones para que la situación no se agravara. “Yo, Olga Moreno, en mi casa nunca he hablado mal de Rocío. Nunca”, afirmó con firmeza. Y fue más allá al defender también a su ex marido: “Y Antonio David lo único que ha hecho ha sido defenderse, nunca ha hablado mal de ella tampoco. Ponerme un vídeo en el que lo haya hecho. Siempre hemos intentado suavizarlo todo”. Con estas palabras, Olga trataba de limpiar la imagen de su entorno más cercano y de recalcar que el conflicto no se alimentaba desde dentro de su familia, aunque sí reconoció que la convivencia entre madre e hija había sido difícil desde que Rocío era muy pequeña.
Este último punto es, sin duda, uno de los más delicados, ya que Olga fue sincera al admitir que desde la infancia, Rocío Flores había mostrado reticencias a la hora de convivir con su madre. “Muchas veces, desde pequeña, Rocío decía que no quería ir con su madre. Era algo que venía de años atrás”, reveló en plató, apuntando así a un problema que no surgió de manera reciente, sino que venía arrastrándose desde hace mucho tiempo. Estas palabras, lejos de sonar a reproche, fueron interpretadas como una constatación de la complejidad de la relación madre-hija, una situación que ha sido pública y mediática durante décadas y que ha marcado la vida de todos los implicados.
En medio de este torbellino de declaraciones, lo más llamativo es que la intervención de Olga Moreno terminó generando un efecto emocional inesperado en Rocío Flores. La joven, que ha cargado durante años con el peso mediático de su familia y con la constante comparación con su madre, se vio sorprendida al escuchar de nuevo, de forma pública y contundente, cuánto ha significado Olga en su vida. La emoción fue tan intensa que terminó llorando, no de tristeza, sino de alivio y agradecimiento, porque al fin se reconocía la realidad de un vínculo que siempre existió, pese a los rumores que lo negaban.