El verano de 2025 será recordado como un punto de inflexión climático en España. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha confirmado que se trató del más caluroso desde que existen registros, con temperaturas medias que superaron en 2,1 ºC la media estacional. Un dato que no solo pulveriza récords anteriores, sino que también alerta sobre la magnitud de los cambios que enfrenta nuestro país.
Los efectos de este fenómeno se han sentido en todos los rincones de la península, con olas de calor más largas, intensas y extendidas de lo habitual. Y mientras la ciudadanía busca respuestas, la AEMET ya anticipa un otoño marcado por temperaturas inusualmente cálidas y lluvias escasas en gran parte del territorio. Un escenario que vuelve a poner en el centro del debate los riesgos del cambio climático.
6Una señal clara del cambio climático

Más allá de los datos puntuales, el balance que hace la AEMET confirma una realidad incuestionable: el cambio climático ya no es una amenaza futura, sino un presente palpable. Los récords de temperatura que antes se alcanzaban de manera aislada ahora se repiten con una frecuencia alarmante. El verano de 2025 no es una excepción, sino un ejemplo más de una tendencia global.
La combinación de olas de calor más largas, anomalías térmicas históricas y precipitaciones irregulares exige replantear la forma en que gestionamos el territorio. Desde la agricultura hasta el turismo, pasando por la energía y la salud pública, todos los sectores están expuestos a los efectos de un clima que cambia más rápido de lo esperado. Para la AEMET, el reto es anticiparse y adaptarse.