viernes, 19 septiembre 2025

Dr. Manuel Estévez (56), cardiólogo: «Las alertas de corazón de tu smartwatch son inútiles para un infarto; lo único que hacen es generarte una ansiedad peligrosa»

La tecnología que llevas en la muñeca promete cuidarte, pero podría estar dándote una falsa y peligrosa sensación de seguridad. Un cardiólogo de prestigio desmonta el mayor mito sobre las alertas de corazón de tu reloj: no sirven para lo que de verdad importa.

La confianza que has depositado en tu nuevo smartwatch para vigilar tu corazón podría ser un arma de doble filo. Millones de personas creen tener un guardián en su muñeca, pero el Dr. Manuel Estévez, un reputado cardiólogo con más de tres décadas de experiencia, lanza una advertencia demoledora que lo cambia todo: las alertas de corazón de tu reloj son inútiles para un infarto. ¿Estamos poniendo nuestra tranquilidad, e incluso nuestra vida, en manos de una tecnología que no está diseñada para salvarnos de la urgencia cardíaca más temida?

Esta revelación sacude los cimientos de la salud digital. El especialista no se anda con rodeos al afirmar que esta creencia popular es un espejismo tecnológico. Según sus propias palabras, lo único que hacen estos avisos es “generarte una ansiedad peligrosa”, una afirmación que pone el foco en el daño colateral de una herramienta malinterpretada. Lo que este dispositivo de muñeca te notifica no tiene nada que ver con los síntomas de un ataque al corazón, y entender esta diferencia es crucial para no caer en el pánico o, peor aún, en una complacencia fatal.

Publicidad

¿LA FALSA PROMESA QUE LLEVAS EN LA MUÑECA?

Analizamos el malentendido que convierte una herramienta útil en un generador de falsas esperanzas.
Analizamos el malentendido que convierte una herramienta útil en un generador de falsas esperanzas. Fuente Freepik

Puede que te sorprenda, pero la función de electrocardiograma (ECG) de tu smartwatch no está buscando señales de un infarto. Su verdadera misión es otra completamente distinta. Este sistema es brillante detectando irregularidades en el ritmo, como la fibrilación auricular, una arritmia que puede pasar desapercibida. Sin embargo, un infarto de miocardio es un problema de fontanería, no de electricidad; es una arteria bloqueada que impide que la sangre llegue al músculo cardíaco, algo que un simple sensor en la piel no puede detectar.

El problema reside en la confusión que genera el marketing y la simplificación del mensaje. Creemos que “alerta de corazón” es un paraguas que lo cubre todo, pero no es así. Tu reloj inteligente mide los impulsos eléctricos que coordinan los latidos, pero no tiene capacidad para analizar el flujo sanguíneo ni detectar la muerte de tejido muscular por falta de oxígeno. Por eso, la tecnología del dispositivo es incapaz de diferenciar un ritmo normal del caos que precede a un colapso cardíaco, dejándote completamente a ciegas ante el peligro real.

«UNA ANSIEDAD PELIGROSA»: EL DAÑO OCULTO DE LAS ALERTAS

Las notificaciones que crees que te protegen podrían estar, en realidad, minando tu salud mental y saturando los servicios de urgencias. El Dr. Estévez insiste en este punto como uno de los efectos más nocivos de esta tecnología. Esa vibración en la muñeca seguida de un mensaje alarmante puede desencadenar un torrente de pánico injustificado. Muchas de estas alertas se deben a mediciones erróneas o a arritmias benignas, pero el usuario medio carece del conocimiento para distinguir una falsa alarma de una amenaza real, lo que le lleva a un estado de hipervigilancia y estrés constante.

Este fenómeno ya tiene nombre: cibercondría. Es la ansiedad por la propia salud alimentada por la sobreinformación de internet y los datos de nuestros gadgets. Imagina la escena, repetida cada día en los hospitales: pacientes que acuden a urgencias con el ECG de su smartwatch en la mano, convencidos de estar sufriendo un infarto. Esto no solo genera una angustia innecesaria en la persona, sino que contribuye a la saturación de un sistema sanitario ya tensionado por emergencias reales, desviando recursos valiosos para atender lo que a menudo no es más que un susto tecnológico.

ENTONCES, ¿PARA QUÉ SIRVE REALMENTE TU RELOJ INTELIGENTE?

Desmontado el mito, es justo reconocer las verdaderas fortalezas de estos dispositivos como compañeros de bienestar.
Desmontado el mito, es justo reconocer las verdaderas fortalezas de estos dispositivos como compañeros de bienestar. Fuente Freepik

No todo es negativo, ni mucho menos. Si dejamos de pedirle al smartwatch que sea un cardiólogo de urgencias, descubriremos un aliado formidable para nuestro día a día. Su capacidad para detectar la fibrilación auricular, como mencionábamos, es revolucionaria, ya que puede alertar de una arritmia silenciosa que es una de las principales causas de ictus. Además, su monitorización del sueño y la actividad física ofrece datos valiosísimos para mejorar nuestros hábitos, ayudándonos a ser más conscientes de nuestro estilo de vida y a tomar mejores decisiones para nuestra salud a largo plazo.

El verdadero poder de este gadget de salud reside en su capacidad de motivación. Ver tus progresos, retarte a caminar un poco más cada día, ser consciente de la calidad de tu descanso o incluso controlar tus niveles de estrés a través de la variabilidad de la frecuencia cardíaca son funciones que sí tienen un impacto directo y positivo. En este sentido, el dispositivo es una excelente herramienta de prevención y fomento de un estilo de vida saludable, que es, al fin y al cabo, la mejor estrategia para mantener a raya las enfermedades cardiovasculares.

LOS SÍNTOMAS REALES DE UN INFARTO QUE TU GADGET NUNCA VERÁ

Es hora de volver a lo básico: aprender a escuchar a nuestro cuerpo, que nos manda señales mucho más fiables que cualquier sensor. Un infarto no avisa con una notificación en una pantalla. Lo hace con señales físicas que debemos aprender a reconocer sin dudar. El síntoma más conocido es un dolor opresivo en el centro del pecho, como si un peso enorme te estuviera aplastando, que a menudo se irradia hacia el brazo izquierdo, el cuello o la mandíbula. Pero hay más, y tu wearable es completamente ciego a la sudoración fría, las náuseas o la falta de aire que acompañan a esta emergencia médica.

Confiar en que tu smartwatch te avisará es un error que puede costarte minutos vitales. La clave es la rapidez en la actuación. Ante la más mínima sospecha de estos síntomas, la única acción correcta es llamar a los servicios de emergencia de inmediato. No hay que esperar una confirmación digital ni perder tiempo consultando datos en una aplicación. A diferencia de la tecnología, el cuerpo humano tiene un sistema de alertas propio y perfeccionado durante milenios; ignorarlo por mirar una pantalla es, sencillamente, una temeridad.

LA TECNOLOGÍA COMO ALIADA, NO COMO SUSTITUTA DEL MÉDICO

Entender el lugar que ocupa cada herramienta es fundamental para usarlas de forma inteligente y segura.
Entender el lugar que ocupa cada herramienta es fundamental para usarlas de forma inteligente y segura. Fuente Freepik

La conclusión de todo esto no es que debas tirar tu smartwatch a la basura. Al contrario, se trata de ponerlo en su sitio. Es un dispositivo de bienestar, no de diagnóstico médico de emergencias. Los datos que recoge pueden ser muy útiles en una consulta con tu cardiólogo para seguir la evolución de una patología conocida o para detectar patrones a lo largo del tiempo. De hecho, compartir los registros de tu reloj con un especialista puede enriquecer el diagnóstico y el seguimiento, pero nunca debe reemplazar su juicio clínico ni la atención profesional.

Al final del día, la tecnología más avanzada que poseemos es el sentido común. Un smartwatch puede ser un compañero fantástico para animarte a moverte más, a dormir mejor y a tener una visión general de tu estado físico. Pero cuando hablamos de una situación de vida o muerte como un infarto, la única tecnología en la que debemos confiar es la que conecta nuestra voz con el servicio de emergencias. Saber diferenciar entre monitorizar la salud y gestionar una crisis es la verdadera inteligencia que ni el más sofisticado de los dispositivos podrá ofrecernos jamás.


Publicidad