En la mesa de millones de hogares en todo el mundo, el queso se ha convertido en uno de los productos lácteos más consumidos gracias a su versatilidad y a los beneficios que ofrece para la salud. Entre todas las variedades disponibles, dos han destacado especialmente en los últimos tiempos: el queso cottage y el queso fresco.
Ambos quesos cuentan con defensores fieles y características nutricionales que los hacen muy atractivos, pero también despiertan una pregunta que muchos se hacen antes de añadirlos a la lista de compras: ¿cuál de los dos es mejor? En este artículo te contaremos sus principales diferencias, los beneficios de cada uno y cómo elegir el que mejor se adapte a tu estilo de vida.
2El queso fresco: sabor suave y probióticos naturales

El queso fresco, por su parte, se caracteriza por su consistencia blanda y alto contenido en agua, lo que lo hace muy fácil de integrar en ensaladas, bocadillos o platos ligeros. Al no pasar por un proceso de maduración, conserva parte del suero de la leche y se mantiene bajo en grasa. Dependiendo de la variedad, puede aportar entre 120 y 200 calorías por cada 100 gramos y hasta 15 gramos de proteínas.
En cuanto a los micronutrientes, destaca por su aporte de calcio, fósforo y potasio. Este último es fundamental para la regulación del agua en el organismo y el buen funcionamiento de los riñones, además de contribuir al tránsito intestinal. El fósforo, por su parte, es vital para la reparación celular y las funciones neuromusculares, mientras que el calcio fortalece los huesos y dientes.
A nivel vitamínico, el queso fresco aporta vitamina A, que protege el sistema inmunitario, y vitaminas del grupo B como la B9 y la B12, esenciales para la salud del sistema nervioso. Su ventaja diferencial está en su carácter de probiótico natural, ya que favorece la flora intestinal y contribuye a una mejor digestión. Por este motivo, es una elección muy valorada por quienes buscan cuidar la salud digestiva de manera natural.