El universo de La Promesa ha pasado a ser uno de los grandes referentes de la ficción patria , el espacio donde secretos, alianzas y sentimientos por fin confluyen, de un modo tan inevitable como inesperado. En los últimos episodios, los hilos de la narración se estiran al máximo y cada uno de los personajes debe hacer frente a sus propios miedos, a sus culpas o a sus pasiones. La intriga y la emoción se fundan en una historia que no puede dejar indiferente a nadie.
2CATALINA, ÁNGELA Y LOS HILOS INVISIBLES DEL CONFLICTO

Mientras Manuel se va abriendo paso en su propia tempestad emocional, Catalina se encuentra en una posición extraña: contempla cómo las revueltas recorren la finca, pero no hace nada por frenarlas. Su pasividad llama la atención y resulta peligrosa. El silencio de Catalina es un gesto que lo dice todo.
La llegada de una carta relevante a La Promesa va a ser lo que desencadene un cambio radical. Una misiva no es una simple carta, sino una pieza de información que puede alterar el signo de los acontecimientos. El hecho de que Catalina sea la guardiana de ese secreto la coloca, aunque lo intente ocultar, en el centro del tablero.
A la par, Ángela decide reunir el coraje necesario para separarse de su habitación tras varios días de encierro. Su gesto es el resultado de una lucha interior que reclama reconocimiento: ha conseguido vencer el miedo aunque temporalmente. La valentía de Ángela da luz a una trama que estaba ya sumida en una penumbra.
Sin embargo, lo que puede considerarse un pequeño triunfo personal se ve limitado por la respuesta de Leocadia, su madre. En lugar de ser la que tiende la mano, responde con frialdad, haciendo cada vez más honda la distancia emocional que las separa.