La separación de Kiko Rivera e Irene Rosales ha vuelto a situarse en el centro del interés mediático, especialmente en la sección Gossip de Merca2, donde cada movimiento de ambos sigue generando comentarios y análisis. Tras semanas de rumores, fuentes cercanas al DJ han confirmado que Kiko ha optado por un enfoque prudente y reservado respecto a su ruptura. Según estas fuentes, el hijo de Isabel Pantoja ha establecido un auténtico “pacto de silencio” con su entorno más cercano, con el objetivo de preservar la intimidad de ambos y minimizar el impacto mediático. “Ha pedido a todos sus amigos que no comentemos nada a los periodistas sobre su separación. Incluso Fran, su representante, cumple esta especie de pacto de silencio. Por eso, prefiero no hablar del tema”, ha declarado un allegado a ‘La Razón’, dejando claro que Kiko quiere mantener la discreción en un momento complicado de su vida personal.
1La postura de Kiko Rivera

Aunque en sus redes sociales el DJ se muestra optimista, hablando de que se enfrenta a una “nueva era” y que está contento por ello, las fuentes más cercanas aseguran que Kiko sigue abierto a la posibilidad de reconciliarse con Irene Rosales. Esta información evidencia que, mientras intenta mantener la compostura pública, el cantante y empresario todavía alberga sentimientos y deseos de reconstruir lo que ha perdido. Su disposición a retomar la relación refleja, según su círculo íntimo, que la separación no ha sido definitiva desde un punto de vista emocional, aunque el camino hacia la reconciliación no dependa únicamente de él.
Por su parte, Irene Rosales parece haber tomado una decisión mucho más firme y definitiva respecto a su matrimonio. Según han revelado amigas cercanas, la influencer y colaboradora televisiva no tiene intención de dar pasos atrás ni de hacer un “esfuerzo superior” por retomar la relación. Una amiga y compañera de gimnasio de Irene ha explicado que, en cierto modo, ella se ha quitado un peso de encima tras la ruptura: “Ese hombre es muy difícil de llevar y ella ha aguantado lo indecible. En su matrimonio había más amarguras y llantos que alegrías. Cuando murieron sus padres se vino abajo y no encontró en su marido el apoyo que necesitaba. Esa es la pura realidad”. Estas palabras ponen en contexto el agotamiento emocional que ha vivido la exmujer de Kiko y refuerzan la idea de que su decisión está fundamentada en motivos personales profundos y en el deseo de bienestar propio y de sus hijas.
Aunque la relación haya llegado a su fin, lo que sí mantienen ambos es un respeto mutuo y un compromiso con el bienestar de sus hijas. Las fuentes cercanas explican que, a pesar de la ruptura, Kiko e Irene siguen coordinándose para organizar planes que permitan a las menores disfrutar de tiempo con ambos padres sin tensiones. Esto refleja que, pese a las diferencias y al dolor de la separación, ambos priorizan la estabilidad emocional de sus hijas y tratan de que la transición sea lo menos traumática posible. Sin embargo, la distancia entre ellos ha cambiado la dinámica familiar, lo que ha llevado a Kiko a tomar decisiones estratégicas sobre su vivienda y entorno personal.