viernes, 19 septiembre 2025

El error ‘invisible’ en las rotondas que el 90% de los conductores comete y que la DGT multa con 200 euros

El gesto que repites a diario en una glorieta y que podría costarte una multa considerable. ¿Sabes realmente para qué sirve el carril interior? La respuesta te sorprenderá y cambiará tu forma de conducir.

La DGT lo ha advertido en innumerables ocasiones, pero es un error tan arraigado que parece invisible a nuestros ojos. Circulas por una rotonda, con la misma confianza con la que andas por el pasillo de casa, y de repente, zas. El destello azul en el retrovisor. ¿Qué ha pasado? Pues que, sin saberlo, acabas de cometer la infracción que el 90% de los conductores normaliza y que la normativa sanciona con hasta 200 euros de multa, una de las más comunes en estas intersecciones. ¿Sigues pensando que las glorietas no tienen secretos para ti?

Quizá creas que es una exageración de la Dirección General de Tráfico, pero la realidad es tozuda. Cada día, miles de vehículos ejecutan una maniobra peligrosa pensando que es la forma más eficiente de circular, sin ser conscientes del caos que pueden generar. Lo peor es que este fallo en la conducción no es una cuestión de novatos, ya que afecta a conductores de todas las edades y años de experiencia, convirtiendo un simple cruce en un punto negro potencial. Sigue leyendo, porque tu cartera y tu seguridad están en juego.

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EL GRAN MALENTENDIDO DE LAS GLORIETAS: ¿QUÉ HACEMOS MAL?

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El piloto automático es nuestro peor enemigo al volante. Entramos en la rotonda y, si nuestra salida no es la primera, tendemos a meternos en el carril interior por inercia, como si fuera un «carril rápido» para adelantar posiciones. Es un acto reflejo, casi una costumbre social al conducir. Sin embargo, la DGT insiste en que el carril interior de una glorieta sirve exclusivamente para seguir circulando en ella, no para preparar una salida inminente. Usarlo como atajo es el primer paso hacia la sanción.

El problema se materializa al querer abandonar la glorieta. El error fatal consiste en salir directamente desde ese carril interior, cruzando por delante de quien circula correctamente por el carril exterior. Es como cambiar de carril en una autopista sin mirar y sin señalizar. Aunque te parezca un gesto inofensivo, la normativa de circulación es tajante, ya que esta acción obliga a otros conductores a frenar bruscamente o a maniobrar para evitar una colisión, generando un riesgo completamente innecesario que la DGT persigue.

«PERO SI NO MOLESTABA A NADIE»: LA LÓGICA TRAS LA NORMA

Muchos conductores, al ser detenidos, se justifican con la clásica frase: «si no venía nadie». Pero la seguridad vial no se basa en la suerte, sino en normas que garantizan que todos los usuarios de la vía puedan anticipar los movimientos de los demás. La DGT no establece estas reglas por capricho. Al salir desde el interior, te conviertes en un obstáculo imprevisible para el vehículo que, legítimamente, ocupa el carril exterior para tomar su salida o seguir girando, creando una situación de alto riesgo.

Imagina que las rotondas son como un tiovivo. Para bajarte, primero tienes que moverte hacia el borde exterior y esperar tu turno para salir de forma segura. No saltas desde el centro. En la conducción, el principio es idéntico. La normativa de la DGT busca precisamente eso: ordenar el flujo y evitar el caos. Por ello, la única forma legal y segura de abandonar una rotonda es desde el carril exterior, garantizando que tu trayectoria no invada la de ningún otro vehículo.

LA SANCIÓN QUE DUELE: 200 EUROS Y LA SORPRESA EN EL RETROVISOR

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El momento de la verdad llega de forma inesperada. Vas conduciendo, realizas la maniobra que has hecho mil veces y, de repente, un coche de la Guardia Civil de Tráfico se posiciona detrás. La multa no es por «salir mal de la rotonda», sino que se tipifica como un cambio de carril indebido y peligroso. La DGT lo considera una infracción grave, y la sanción económica de 200 euros puede venir acompañada de la retirada de puntos del carnet, dependiendo de la peligrosidad de la acción.

No es una multa fantasma ni una leyenda urbana. Los agentes vigilan activamente estas intersecciones porque son un foco de siniestralidad. La próxima vez que te aproximes a una, recuerda que esa comodidad de «atajar» por dentro te puede salir muy cara. La vigilancia de la DGT es constante, y confiar en que «nunca pasa nada» es la apuesta más arriesgada, pues la infracción es objetiva y fácilmente demostrable por los agentes de la autoridad, dejando poco margen para la defensa o la justificación.

¿Y SI LA SALIDA ESTÁ A LA IZQUIERDA? EL DILEMA DEL CARRIL INTERIOR

Si al entrar en una glorieta tu intención es tomar una de las últimas salidas, como la tercera o la cuarta, es perfectamente lícito y recomendable utilizar los carriles interiores para no entorpecer a quienes van a salir antes. La clave no está en no usarlo, sino en cómo y cuándo lo abandonas. La DGT es clara: debes prepararte para la salida con suficiente antelación, señalizando y cambiándote al carril exterior de forma progresiva y segura antes de llegar a tu desvío.

El carril exterior es tu única puerta de salida. Piensa en él como el carril de desaceleración de una autovía. Nadie lo abandonaría desde el carril izquierdo a 120 km/h, ¿verdad? Pues en una rotonda, la lógica es la misma. Circulas por dentro, pero cuando se aproxime tu salida, señalizas con el intermitente derecho y te cambias al carril derecho. Si no puedes hacerlo con seguridad, la DGT recomienda dar otra vuelta completa a la rotonda hasta que puedas incorporarte al carril exterior sin peligro.

MÁS ALLÁ DE LA MULTA: UNA CUESTIÓN DE RESPETO Y SEGURIDAD VIAL

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Adoptar este hábito no es solo una forma de evitar una multa de la DGT. Es, sobre todo, una muestra de respeto hacia los demás conductores. Se trata de entender que la carretera es un espacio compartido donde la colaboración y la previsibilidad son fundamentales para evitar accidentes. Cada vez que señalizamos correctamente y nos posicionamos en el carril adecuado, estamos enviando un mensaje claro al resto de vehículos, facilitando la convivencia y reduciendo la tensión en puntos tan conflictivos.

Por tanto, la próxima vez que te enfrentes a una rotonda, olvida las prisas y las costumbres heredadas. Respira hondo, observa, señaliza y sitúate en el carril exterior antes de salir. Es un pequeño gesto, un cambio de chip que apenas te llevará unos segundos más. Sin embargo, esta simple acción previene golpes, atascos y, lo más importante, protege tu vida y la de los demás, demostrando que la mejor conducción no es la más rápida, sino la más inteligente y solidaria.


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