La mirilla digital que has instalado en tu puerta para sentirte más seguro podría ser, irónicamente, la mayor vulnerabilidad de tu hogar. Adrián Vega, un ex-hacker de 36 años que ahora se dedica a la ciberseguridad, lo afirma sin rodeos: «Puedo ver cuándo te vas de casa y abrir tu puerta desde mi portátil», y es que el verdadero peligro reside en los modelos de mirilla digital más económicos y populares. La comodidad de ver quién llama desde el móvil esconde un riesgo que muy pocos conocen y que podría costarte mucho más que el propio dispositivo.
Lo que parece una simple mejora tecnológica para tu puerta es, en realidad, un caramelo para cualquiera con los conocimientos adecuados. La advertencia de Vega resuena con fuerza, y es que según su experiencia el problema no es la tecnología en sí, sino la falta de seguridad en los dispositivos de bajo coste que inundan el mercado. ¿Te has parado a pensar si esa cámara conectada a tu red WiFi es una ventana para ti o para los que observan desde fuera? Sigue leyendo, porque lo que cuenta este experto podría cambiar tu percepción de la seguridad para siempre.
¿UNA VENTANA ABIERTA PARA LOS LADRONES?
La gran mayoría de nosotros instala una mirilla digital buscando tranquilidad, una forma de controlar nuestro entorno y proteger a los nuestros. Pero, ¿y si esa pequeña cámara fuera un caballo de Troya? Adrián Vega lo describe como «un palco VIP para el ladrón», y es que según él muchos usuarios exponen sin saberlo los patrones de vida de su familia a través de una conexión a internet insegura. Es una realidad incómoda: el aparato que te avisa de una visita podría estar avisando a otros de tu ausencia.
El relato de este experto en seguridad informática pone los pelos de punta. No habla de herramientas sofisticadas ni de ataques dignos de una película de Hollywood, sino de fallos de seguridad básicos. «El peligro real de tu mirilla digital barata», insiste Vega, radica en su simplicidad, y es que a menudo estos visores digitales vienen con contraseñas por defecto que nadie cambia y sin actualizaciones de seguridad. La puerta que creías cerrada con llave podría tener un cartel de «pase, por favor» colgado en la red.
EL TALÓN DE AQUILES DE LA SEGURIDAD «LOW-COST»

Cuando compras tecnología de seguridad, esperas precisamente eso: seguridad. Sin embargo, en el universo de los dispositivos conectados, lo barato puede salir extraordinariamente caro. La carrera por ofrecer la mirilla digital más asequible ha llevado a muchos fabricantes a recortar en lo esencial, y es que la inversión en software seguro y en un cifrado robusto es lo primero que se sacrifica para ajustar el precio final. Es la trampa perfecta, un producto que aparenta protegerte mientras te expone de la peor manera posible.
Adrián Vega lo tiene claro y lo repite como un mantra para concienciar a los usuarios. No se trata de demonizar cada mirilla inteligente del mercado, sino de entender lo que compramos. «Te dan gato por liebre», comenta, «y el problema es que te das cuenta cuando ya es tarde», pues un atacante puede interceptar la señal de vídeo de una mirilla WiFi vulnerable con programas relativamente sencillos de conseguir en internet. Tu hogar, tus horarios y tus conversaciones en la puerta quedan completamente al descubierto.
«TE VEO Y SÉ CUÁNDO ACTUAR»: EL MANUAL DEL CIBERCRIMINAL

Quizás pienses que tu casa no es interesante para nadie, pero para un ladrón, la información es poder. El primer paso de un ataque a una mirilla digital no es técnico, sino de observación. Buscan redes WiFi mal protegidas en un vecindario, y una vez localizada una que pertenece a un dispositivo de vigilancia, empieza el juego. Como advierte el ex-hacker, «puedo ver cuándo te vas de casa», y es que el objetivo inicial es monitorizar tus rutinas para saber cuál es el momento perfecto para actuar sin ser descubierto.
Una vez que conocen tus horarios, el siguiente movimiento es tomar el control del dispositivo. Si la mirilla digital tiene credenciales de acceso por defecto o un software desactualizado, el acceso es casi inmediato. No necesitan forzar la puerta, porque tú les has dado la llave. El verdadero riesgo, como explica Adrián Vega, no es solo que te espíen, y es que el control de la cámara en tu puerta es la antesala para intentar acceder a otros dispositivos conectados a la misma red WiFi. Es el primer paso para un asalto mucho más grande.
NO ES SOLO ESPIAR: EL SALTO DE LO DIGITAL A LO FÍSICO
La idea de que alguien pueda estar observando a través de la puerta ya es aterradora, pero el peligro va mucho más allá. «Puedo […] abrir tu puerta desde mi portátil», sentenciaba Adrián Vega, y esta es la parte de su advertencia que hiela la sangre. Si tu mirilla digital está conectada de alguna forma a una cerradura inteligente, el desastre está servido, ya que un atacante que ha tomado el control del visor podría explotar esa conexión para desbloquear la puerta directamente. La barrera entre el mundo digital y el físico se desvanece por completo.
Pero, ¿y si no tienes una cerradura inteligente? El riesgo no desaparece. El acceso a tu red doméstica a través de la mirilla digital le permite al criminal escalar privilegios y buscar otras vulnerabilidades. Podrían, por ejemplo, desactivar otros sistemas de alarma conectados a la misma red. En palabras de Vega, comprometer un dispositivo IoT tan expuesto como una cámara en la puerta le sirve al atacante como cabeza de puente para planificar un robo físico con muchísima más información y seguridad. Saben cuándo no estás, si la alarma funciona y, a veces, hasta qué tienes dentro.
¿ESTOY VENDIDO? CÓMO BLINDAR TU PUERTA EN LA ERA DIGITAL
Ante este panorama, es fácil sentirse desprotegido, pero no todo está perdido. La clave, según los expertos como Adrián Vega, está en la prevención y en la elección informada. Antes de comprar una mirilla digital, investiga sobre la marca, busca opiniones sobre su seguridad y desconfía de las ofertas que parezcan demasiado buenas para ser verdad, porque los fabricantes reconocidos suelen ofrecer actualizaciones de firmware periódicas que corrigen las brechas de seguridad que se van descubriendo.
Si ya tienes instalada una mirilla inteligente, el primer paso es cambiar inmediatamente la contraseña que viene de fábrica por una robusta y única. Asegúrate también de que tu red WiFi doméstica tiene un cifrado fuerte (WPA3 si es posible) y un nombre que no te identifique. No se trata de volver al ojo mágico de toda la vida, sino de aplicar una capa de sentido común a la tecnología, y es que la seguridad de tu hogar digital empieza por gestos tan sencillos como mantener el software de tus dispositivos siempre actualizado.

                                    





 



