miércoles, 17 septiembre 2025

Ana Rosa Quintana confirma lo que muchos sospechan sobre España y Eurovisión

Ana Rosa Quintana ha vuelto a situarse en el centro del debate público tras pronunciarse sobre uno de los temas más comentados en los últimos días: la posible retirada de España del Festival de Eurovisión 2026 si finalmente Israel participa en la cita musical europea. La comunicadora, que acostumbra a dar su visión en cuestiones de actualidad política y social, no ha dudado en abordar una polémica que ha generado titulares en toda Europa y que coloca a nuestro país en una posición inédita dentro del concurso. Lo cierto es que la decisión adoptada por RTVE, que fue aprobada este martes con 10 votos a favor, cuatro en contra y una abstención, supone un movimiento contundente y sin precedentes dentro del conocido Big Five, y ha abierto un intenso debate sobre el papel que debe jugar la televisión pública en este contexto.

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La reflexión de Ana Rosa Quintana

Ana Rosa Quintana en su programa. (Foto: Telecinco)

Quintana no ha estado sola en su reflexión. Esther Palomera, una de las colaboradoras de su programa, se sumó a este análisis y recordó que el debate sobre la presencia de Israel en Eurovisión no es nuevo. Ya el año pasado hubo críticas por la utilización política del certamen y por la manera en la que ciertos países utilizan el evento como plataforma diplomática más que como concurso musical. Palomera fue aún más allá al asegurar que la música en español no se verá afectada si España deja de acudir al festival, puesto que los artistas nacionales cuentan con múltiples canales de difusión y plataformas globales donde hacerse escuchar sin necesidad de depender de Eurovisión.

No obstante, la trascendencia del asunto va mucho más allá de los índices de audiencia o de los gustos musicales. La decisión de RTVE marca un precedente político en el ámbito cultural y televisivo europeo. España, al ser miembro del Big Five, no solo tiene garantizado su pase a la final de Eurovisión cada año, sino que también aporta una importante cuota económica que sustenta en parte la celebración del evento. Una retirada no sería, por tanto, simbólica, sino que tendría repercusiones económicas y de imagen tanto para la UER como para la organización del certamen. Además, abriría un debate mayor sobre el peso de la política en una competición que siempre ha presumido de ser un espacio de unión cultural y diversidad artística.

La opinión de Ana Rosa Quintana, aunque expresada de forma coloquial, refleja el sentimiento de buena parte de la audiencia española. Muchos espectadores consideran que Eurovisión, más allá del espectáculo, ha dejado de ser una plataforma justa para los participantes y se ha convertido en un escenario donde priman las alianzas políticas y los bloques de votación. De ahí que la idea de quedarse fuera del concurso no genere un rechazo mayoritario, sino más bien un cierto alivio entre quienes piensan que la inversión y el esfuerzo que realiza RTVE no se corresponden con los resultados obtenidos en el certamen.

Aun así, la incógnita sigue abierta y será necesario esperar a diciembre para conocer el desenlace. La UER deberá entonces tomar una decisión complicada: mantener a Israel en el concurso o atender a la presión creciente de varios países europeos que exigen su exclusión. Cualquiera de las dos opciones tendrá consecuencias, bien sea un aumento de las tensiones diplomáticas si Israel se mantiene, o un precedente inédito de veto político si finalmente se le aparta. Mientras tanto, España se mantiene firme en su postura, al menos sobre el papel, y Ana Rosa Quintana seguirá trasladando a su audiencia la visión crítica y desapasionada que caracteriza sus intervenciones.

Lo cierto es que, más allá del destino de Eurovisión 2026, el debate ya ha conseguido algo inusual: que se hable de la importancia real del festival en la sociedad española. En los últimos años, salvo excepciones como la irrupción de Chanel en 2022 con su exitoso tercer puesto, el interés general por el certamen había disminuido, y solo las polémicas o la elección de los candidatos lograban atraer la atención mediática. Ahora, la discusión sobre si España debe estar o no presente en Viena el próximo mayo ha devuelto el festival al centro de la conversación pública, aunque sea bajo un prisma político y no estrictamente musical.


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