Viajar en tren en España, que durante años ha sido sinónimos de rapidez, comodidad y puntualidad, ha llegado a convertirse en una experiencia cada día más incierta. Los atrasos se han convertido en un problema habitual tanto en los trayectos cortos como en los de largas distancias; es el caso de Madrid-Toledo, de Sevilla-Málaga o de los AVE que conectan con Barcelona, ninguno de los días está librado de una lista cada vez más larga de incidencias. A la incomodidad de esperar en un andén o de quedar atrapado sin poder avanzar en un vagón detenido durante horas se suma un mazazo más para los viajeros: la reducción de los derechos de compensación económica.
3COMO DETECTAR UNA GUÍA RÁPIDA Y PRÁCTICA

En un momento en que las limitaciones son muy grandes, es fundamental que los viajeros tengan claro cuál es el proceso de reclamación. El no saber juega a favor de la empresa; por eso la OCU sostiene que «la información es poder». Por eso, plantea un conjunto de pasos clave a seguir por el viajero. El primer modelo es conservar todo tipo de documentos del viaje. Esto es el billete, el justificante digital o físico de la compra, y cualquier comunicación oficial que ha llegado del operador. Son piezas de un expediente muy importante. Sin ellos, la reclamación pierde fuerza.
El segundo paso es la recopilación de pruebas del hecho y del alcance del retraso. Una foto del panel de información de la estación, la captura del reloj junto al tren parado o incluso declaraciones de otros viajeros pueden ser de utilidad. Cuanto más documentado esté el expediente, más difícil será que el operador pueda no hacer la devolución.
El siguiente paso es hacer la reclamación a través de los canales habilitados al efecto. Renfe establece formularios en línea, oficinas físicas y servicios de atención al cliente en las estaciones. La OCU aconseja preservar siempre un medio que proporcione una constancia escrita, para evitar excusas o pérdidas.