Elon Musk ya tiene fecha para llenar el mundo de robots humanoides: “Probablemente habrá prototipos de Optimus 3 [como se conoce el prototipo creado por Tesla] a finales de este año y luego escalaremos la producción el año que viene”. Incluso para una mente como Musk, y una firma como Tesla, es un reto enorme. No obstante, tampoco tiene alternativa y es que las empresas chinas le pisan los talones. De hecho, recientemente Ant Group, el gigante fintech que dirige Jack Ma, presentó su robot humanoide Robbyant, que es capaz de gestionar y planificar tareas complejas.
La presentación de Robbyant durante la Conferencia de Inclusión 2025 en el Bund de Shanghai es una nueva demostración del gigantesco impulso de China en el desarrollo de robótica de próxima generación, que busca sobrepasar a Estados Unidos. Una revolución que viene con un problema adicional tanto para EE.UU como para el propio Musk, y es que curiosamente, Ant Group y Alibaba no estaban en la lista de firmas con una tecnología desarrollada en este campo. Obviamente, ahora se ha unido de pleno derecho.
Pese a que lo se ha presentado es un simple prototipo, como otros muchos que ha ido presentando Musk en los últimos años, las funciones que es capaz de realizar dan buena cuenta del increíble desarrollo que ya ha alcanzado la tecnología. En concreto, al ser capaz de gestionar y planificar tareas complejas, el robot puede servir como guía turístico, clasificar medicamentos en farmacias, brindar consultas médicas o realizar tareas básicas de cocina.
Una guerra robótica librada en tres campos
La actual guerra robótica que pretende liderar Elon Musk se juega en tres campos diferentes: primero los componentes mecánicos; la segunda es dotar al robot de inteligencia para lo que se están utilizando modelos de IA; por último, la capacidad de cada contendiente de crear sus robots en masa a un precio asequible.
En cuanto al primer punto, quizás sea actualmente el gran desafío para todos. “Es un problema muy difícil de resolver”, explica el fundador de Tesla. La realidad es que todos los robots humanoides que se han dejado ver en las demostraciones se ven demasiado torpes. Eso es porque, en palabras del propio Elon Musk, “hay que diseñar cada componente desde los principios básicos de la física. No hay nada prefabricado que funcione realmente. Así que hay que diseñar cada motor, caja de cambios, electrónica de potencia, electrónica de control, sensores y elementos mecánicos”.
Otro problema para Elon Musk es que esta carrera la está ganando China. Así, de las aproximadamente 60 fabricantes de cámaras, sensores, manos, músculos y articulaciones, hasta 48 son chinos. El año pasado, las más representativas tuvieron ventas superiores a los 1000 millones de dólares. En realidad, el único campo en el que parece estar adelantado occidente es en la creación de equipo energéticos (baterías) para los robots, gracias a los desarrollos de CATL.
Así es Optimus, el robot inteligente de Elon Musk
En cuanto a la segunda, lograr que los robots piensen, es occidente (y en especial Estados Unidos) quien lleva la delantera. En parte, gracias a su control en el mercado de microchips. Actualmente, el país controla la IA de alta gama, entre ellos sobresalen Open AI y Google, no obstante, para Musk la tecnología desarrollada por ambos no tiene buen encaje para capacitar a los robots.
Tesla, dice su fundador, está inmersa en crear una “IA para el mundo real”. Una tecnología, por cierto, que comparte con su otro gran proyecto: inundar el mundo de robotaxis. “Tesla es por mucho el mejor del mundo en IA del mundo real. Como una prueba clara de eso sería, si comparas, digamos, Tesla con Waymo, tiene sus coches adornados con dios sabe cuántos sensores. Y, sin embargo, ¿no es Google bueno en IA? Sí, pero no son buenos en IA del mundo real”.
Actualmente, los entrenamientos de Optimus están enfocados a aprender a mover sus extremidades a través de una red neuronal. Con ello, el robot humanoide de Tesla ya es capaz de “realizar limpieza en los coches, puede hacer el mantenimiento y se aplica para implementar la carga automática”. No se trata de las funciones sociales del Robbyant de Jack Ma, pero son una buena muestra de su potencial para sustituir mano de obra, más si cabe, que está convencido de tener cerca de un millón de ellos activos en el corto plazo.
China reta en su conjunto a Elon Musk
Por su parte, China está algo más rezagada en dotar de inteligencia a sus robots, pero no demasiado atrás. DeepSeek ha demostrado que los algoritmos chinos son inteligentes y pueden prescindir de chips sofisticados. Además, el número de empresas con desarrollos en robots es abrumador.
En enero, robots diseñados por Unitree, una startup de Hangzhou, literalmente subieron al escenario durante la Gala del Festival de Primavera, una celebración televisada y patrocinada por el estado para celebrar el Año Nuevo Chino. Entre los patrocinadores corporativos de Unitree se encuentra Meituan, un gigante del comercio electrónico.
AgiBot, otra startup de humanoides, ha atraído inversiones de BYD, el principal rival de Tesla en vehículos eléctricos, y de Tencent, un vasto conglomerado digital. Huawei, el gigante tecnológico más poderoso de China, está desarrollando el UB Tech. El último en sumarse, como hemos visto es Jack Ma. Lo más importante de los avances es que van de la mano de firmas industriales a gran escala, que pueden reducir los costes de fabricación en masa.
En definitiva, la guerra que libra Elon Musk frente a China se está volviendo épica. En primer lugar, por el mercado: Goldman Sachs pronostica que dentro de una década el mercado de robots humanoides se acercará a los 200.000 millones. Citigroup estima que las ventas podrían alcanzar los siete billones para 2050. por su parte, Bank of America ofrece un escenario sombrío para los trabajadores, ya que estima que para 2060 podría haber 3.000 millones de humanoides haciendo de todo.