lunes, 15 septiembre 2025

El error que puede costarte la pensión de viudedad al volver a casarte: solo hay una excepción legal

Volver a casarse tiene una consecuencia directa sobre tu paga que muchos desconocen. Existe una única vía legal para no perderlo todo, pero sus condiciones son muy estrictas.

El error de cálculo que puede costarte la pensión de viudedad es mucho más común de lo que parece, especialmente cuando la vida te ofrece una segunda oportunidad en el amor. Tras un duelo, rehacer tu vida sentimental es un paso valiente, pero puede venir con una letra pequeña administrativa que nadie te cuenta. La ley, en este sentido, es tajante y no perdona despistes, ya que casarse de nuevo implica la pérdida automática de esta ayuda económica, una realidad que sorprende a muchas personas.

Este mazazo financiero es la norma, pero no es una sentencia inapelable, pues existe una única excepción legal que puede salvarte. Comprender esta salvedad es crucial para tomar decisiones informadas y no renunciar a un futuro en pareja por miedo a perder un soporte vital. Y es que, aunque parezca una puerta cerrada, existe un supuesto muy concreto que permite seguir cobrando la pensión de viudedad, aunque las condiciones son muy específicas y no todo el mundo puede acogerse a ellas.

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¿UN NUEVO «SÍ, QUIERO» SIGNIFICA UN ADIÓS A LA AYUDA?

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La respuesta corta y directa es que sí, contraer un nuevo matrimonio supone la extinción de este derecho. La Seguridad Social entiende que, al formar un nuevo vínculo legal, la protección económica debe recaer en el nuevo cónyuge, liberando así al sistema de esa responsabilidad. Por esta razón, la pensión de viudedad se extingue en el momento en que se celebra el enlace, un trámite que se comunica de forma automática y que corta de raíz el cobro de la prestación.

Este automatismo deja poco margen de maniobra y es una de las causas más frecuentes de pérdida de esta ayuda económica. Muchas personas lo descubren demasiado tarde, cuando ya han dado el paso y ven cómo desaparece un ingreso con el que contaban. Es un golpe duro para la planificación familiar, pues la finalidad de esta prestación es cubrir la necesidad económica generada por el fallecimiento, y el sistema asume que esa necesidad desaparece con un nuevo matrimonio.

LA LETRA PEQUEÑA QUE NADIE TE CUENTA

La lógica que subyace a esta normativa es puramente económica y de protección familiar. El sistema de pensiones español se basa en un principio de necesidad; la pensión de viudedad no es un derecho vitalicio incondicional, sino un soporte para quien ha perdido su principal o única fuente de ingresos. Al casarse de nuevo, la ley presupone que esta vulnerabilidad económica queda resuelta, aunque la realidad de muchas familias sea bastante más compleja y diferente.

Lo que muchos ignoran es que esta regla no solo se aplica al matrimonio convencional. La legislación ha ido adaptándose a las nuevas realidades sociales, por lo que las consecuencias son idénticas en otros escenarios. De hecho, constituir una pareja de hecho también conlleva la extinción de la pensión, ya que legalmente se equipara al matrimonio a efectos de esta prestación, una información vital que no siempre se comunica con la claridad que debería.

LA EXCEPCIÓN DORADA: CUANDO LA EDAD Y EL DINERO JUEGAN A TU FAVOR

LA EXCEPCIÓN DORADA: CUANDO LA EDAD Y EL DINERO JUEGAN A TU FAVOR
LA EXCEPCIÓN DORADA: CUANDO LA EDAD Y EL DINERO JUEGAN A TU FAVOR. FUENTE FREEPIK,

Afortunadamente, la ley contempla un escenario muy particular en el que es posible volver a casarse y no perder el derecho a esta ayuda. Es la única vía, una excepción muy tasada que exige el cumplimiento simultáneo de varias condiciones muy estrictas. Para empezar, la persona beneficiaria debe ser mayor de 61 años, un primer filtro que deja fuera a una gran parte de los viudos y viudas que deciden rehacer su vida. Es una medida pensada para proteger a un colectivo en una edad cercana a la jubilación.

Pero la edad no es suficiente; el factor económico es igual de determinante. Para mantener la pensión de viudedad, se debe acreditar que esta prestación es la principal o única fuente de ingresos de la persona beneficiaria. Esto significa que la pensión debe representar, como mínimo, el 75 % del total de sus ingresos anuales, un requisito que demuestra una clara dependencia económica de esta ayuda. Es una forma de asegurar que la protección llega a quien realmente la necesita para vivir.

NO ES SOLO CASARSE: ¿QUÉ PASA CON LAS PAREJAS DE HECHO?

Como ya hemos adelantado, la confusión sobre las parejas de hecho es una de las más habituales y costosas. La gente tiende a pensar que, al no ser un matrimonio «tradicional», las reglas son diferentes, pero la Seguridad Social es muy clara. Desde hace años, la inscripción en un registro oficial de parejas de hecho produce los mismos efectos que un enlace matrimonial en lo que respecta a la extinción de la pensión de viudedad.

Por tanto, si estás cobrando esta prestación y decides formalizar tu relación como pareja de hecho, debes saber que el resultado será el mismo que si pasaras por el altar. La ley no distingue entre ambas formas de unión a la hora de retirar esta ayuda, ya que la legislación equipara las dos figuras para evitar fraudes y desigualdades, entendiendo que en ambos casos se crea una nueva unidad de convivencia con soporte económico mutuo, lo que justifica la retirada del subsidio.

PLANIFICAR EL FUTURO: MÁS ALLÁ DE LOS PAPELES

Tomar decisiones informadas es el primer paso para proteger tu bienestar económico.
Tomar decisiones informadas es el primer paso para proteger tu bienestar económico. Fuente Freepik.

Conocer esta excepción es fundamental para cualquier persona que esté en esta situación y se plantee un futuro en pareja. No cumplir con todos los requisitos significa perder la pensión de forma irremediable. Además de la edad y el porcentaje de ingresos, hay una última condición: los ingresos totales del nuevo matrimonio. Una vez casados, la suma de los ingresos de la nueva pareja no puede superar un límite establecido anualmente, que suele ser dos veces el Salario Mínimo Interprofesional. Es el candado final que blinda la excepción.

Por todo ello, antes de dar un paso tan importante como volver a casarse, es imprescindible hacer números y consultar con la Seguridad Social. Un simple acto de amor no debería convertirse en una pesadilla financiera por falta de información. Analizar si se cumplen los tres requisitos —ser mayor de 61, que la pensión sea tu ingreso principal y que los ingresos del nuevo matrimonio no superen el límite— es la única forma de proteger tu estabilidad, garantizando que una decisión personal no dinamite tu futuro económico y el derecho a tu pensión.


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