El próximo fin de semana, Galicia volverá a ser testigo de una de esas reuniones que, entre lo simbólico y lo privado, definen la biografía más íntima de Juan Carlos I. En Sanxenxo, donde el mar y la discreción son parte del paisaje, el rey emérito prepara un encuentro muy especial. Una cita que no solo se entiende como un festejo, sino como un guiño a la tradición que lo ha acompañado durante décadas.
Lejos de los grandes protocolos, y con la naturalidad que lo caracteriza en su círculo de confianza, Juan Carlos I planea celebrar un evento que tiene como escenario una batea de mejillones, uno de los símbolos más auténticos de Galicia. Será un momento de camaradería, gastronomía y confidencias, cargado de significados personales y de señales sobre el presente de quien, a pesar de la distancia oficial, sigue ocupando un lugar clave en la historia reciente de nuestro país.
3Un momento clave en la vida de Juan Carlos I

La cita de Galicia llega en un año particularmente relevante. En 2025 se publicarán sus memorias, editadas por Planeta, en las que Juan Carlos I ofrecerá su propia versión de las décadas más intensas de la monarquía española. Además, se cumplen 50 años de la restauración de la Corona tras la dictadura franquista, un aniversario que inevitablemente lo sitúa en el centro del debate histórico y político.
Por si fuera poco, su inminente viaje a Nueva York para participar en la final de la Copa del Mundo de 6m añade un matiz especial. La infanta Elena lo acompañará, reafirmando ese lazo familiar que en los últimos tiempos se ha visto reforzado. La reunión en la batea, entonces, adquiere un carácter de despedida antes de la gran cita internacional, un gesto íntimo antes del regreso al foco mediático.