El próximo fin de semana, Galicia volverá a ser testigo de una de esas reuniones que, entre lo simbólico y lo privado, definen la biografía más íntima de Juan Carlos I. En Sanxenxo, donde el mar y la discreción son parte del paisaje, el rey emérito prepara un encuentro muy especial. Una cita que no solo se entiende como un festejo, sino como un guiño a la tradición que lo ha acompañado durante décadas.
Lejos de los grandes protocolos, y con la naturalidad que lo caracteriza en su círculo de confianza, Juan Carlos I planea celebrar un evento que tiene como escenario una batea de mejillones, uno de los símbolos más auténticos de Galicia. Será un momento de camaradería, gastronomía y confidencias, cargado de significados personales y de señales sobre el presente de quien, a pesar de la distancia oficial, sigue ocupando un lugar clave en la historia reciente de nuestro país.
2El fiestón de Sanxenxo: discreto, íntimo y cargado de simbolismo

El sábado 13 de septiembre está marcado en rojo en la agenda del rey emérito. Según ha trascendido, esa noche se celebrará un encuentro que busca ser inolvidable. A bordo de la batea principal, acompañada de embarcaciones más pequeñas que trasladarán a los invitados, Juan Carlos I compartirá una velada sin grandes lujos, pero con todo el encanto de lo auténtico.
Mejillones recién extraídos, vino gallego de las mejores bodegas y las historias de siempre servirán de hilo conductor de una celebración que mezcla sencillez con grandeza. Quienes lo conocen aseguran que esa es la esencia que el rey emérito persigue en estos años: dejar de lado la pompa oficial y centrarse en lo que de verdad le importa, las amistades que se forjaron en el mar y la complicidad que solo da el paso del tiempo.