El coste del alquiler en España ha pasado a ser uno de los asuntos que mayor preocupación levantan para la mayor parte de ciudadanos, y sobre todo entre los jóvenes que desean emanciparse o arrancar un hogar. Cada vez es más difícil conseguir un acceso a una vivienda sin destinar un porcentaje muy alto del salario mensual que le corresponde a alquiler, lo que afecta irremediablemente la calidad de vida. Así lo han afirmado desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) para la situación de las dos ciudades más importantes del país, Madrid y Barcelona, donde la situación es muy crítica: el esfuerzo que exige alcanzar el alquiler de un piso se encuentra muy por encima del límite recomendado que queda establecido en el 30% de los ingresos.
2EL ACCESO A LA VIVIENDA, UN LUJO CADA VEZ MAYOR

La situación en Barcelona es bastante más restrictiva que en la capital del estado. Según la OCU solamente un barrio presenta un alquiler medio que no supere los 1.000 euros: Porta, en el distrito de Nou Barris, con 996 euros mensuales. Este dato ya apunta a la dureza del mercado barcelonés, donde hasta los barrios periféricos han visto incrementados sus precios en la última década.
El resto de barrios considerados como “asequibles” pues las cifras van incluso mucho más allá: Sant Andreu (1.397 €), Sant Martí de Provençals (1.516 €), Vilapicina i la Torre Llobeta en Nou Barris (1.553 €), El Guinardó (1.604 €); y unos pocos en el distrito de Sants-Montjuïc como La Font de la Guatlla (1.685 €) o Hostafrancs (1.698 €). Estas cifras, que no obstante son las más bajas de la ciudad, ya pueden desbordar lo que la mayoría de parejas jóvenes pueden llegar a pagar si no quieren verse comprometidas.
La explicación a este fenómeno sería múltiple. Barcelona sufre de una gran carga de presión turística, un alto nivel de interés por parte de los inversores internacionales y la escasa oferta de vivienda social. El alto atractivo que tiene la ciudad a nivel internacional y su escasa extensión geográfica junto con su poca extensión territorial hace que la demanda siempre desborde la oferta. Además, muchos de esos barrrios periféricos, aunque más baratos, sufran de problemas de accesibilidad, una escasa oferta de ocio y servicios.