viernes, 12 septiembre 2025

Cargar el móvil en un USB público puede costarte caro: INCIBE avisa de virus que entran en 60 segundos

Ese puerto USB que te salva la vida en el aeropuerto podría ser tu peor pesadilla. El 'Juice Jacking' es el método que usan los ciberdelincuentes para robar tus datos mientras cargas el móvil.

El último aviso de INCIBE es de esos que te hacen mirar dos veces un gesto que repetimos sin pensar: cargar el móvil en un USB público. Lo que parece un alivio en medio de un viaje, con la batería en las últimas, puede convertirse en una pesadilla. Imagina esto: estás en el aeropuerto y, mientras esperas, conectas tu teléfono. Lo que no sabes es que, en apenas un minuto, un ciberdelincuente puede estar instalando un virus en tu dispositivo a través de ese mismo cable. ¿Suena a película? Sigue leyendo.

La alerta sobre el ‘Juice Jacking’ no es ninguna broma y pone el foco en lugares tan concurridos como estaciones de tren o centros comerciales. Es el escenario perfecto. Confiamos, tenemos prisa y bajamos la guardia. Pero esa confianza es precisamente la puerta de entrada para el robo de datos, según advierten desde el organismo de ciberseguridad. Lo que la advertencia oficial de INCIBE subraya es que el peligro reside en que los puertos USB están diseñados para transferir tanto energía como datos, algo que los atacantes aprovechan.

Publicidad

¿UN CABLE INOCENTE? EL CABALLO DE TROYA MODERNO

YouTube video

Nos hemos acostumbrado a verlos por todas partes y a usarlos como si fueran una extensión más de nuestro propio cargador. Son los salvavidas de la era digital. Sin embargo, este exceso de confianza es el principal agujero de seguridad que INCIBE ha detectado en el comportamiento de los usuarios. La normalización de este hábito ha provocado que no nos planteemos los riesgos, y nuestra dependencia de la batería nos convierte en un blanco increíblemente fácil para los estafadores. Un descuido que puede salir muy, pero que muy caro.

El problema de fondo es puramente técnico, pero con consecuencias muy humanas. Un cable USB no es un simple hilo de cobre que transporta electricidad; tiene pines específicos para la transferencia de datos. Cuando conectas tu móvil a un puerto manipulado, no solo estás recargando la batería. Sin que te des cuenta, puedes estar autorizando una conexión de datos con un dispositivo oculto que inicia la descarga de un software malicioso. Por eso la advertencia de seguridad es tan insistente, porque el ataque es invisible.

LA TRAMPA EN LA QUE TODOS PODEMOS CAER

La psicología del viajero o del comprador apurado es el mejor aliado de esta estafa. Estás pendiente de tu maleta, de la puerta de embarque, de los niños… Lo último en lo que piensas es en la seguridad de un puerto de carga que, además, te ofrece un servicio gratuito. El análisis de INCIBE sobre esta amenaza insiste en que los delincuentes eligen estos lugares por una razón: el entorno de alta afluencia y distracción reduce drásticamente las precauciones de las víctimas potenciales. Eres el objetivo ideal sin ni siquiera saberlo.

El ataque puede producirse de dos maneras, ambas imposibles de detectar a simple vista. O bien el propio puerto USB de la pared o del tótem de carga ha sido modificado internamente, o bien los delincuentes han dejado un cable infectado conectado, esperando a que alguien lo use. En ambos casos, el resultado es el mismo. La recomendación de INCIBE se basa en una premisa simple: es físicamente imposible distinguir un punto de carga seguro de uno comprometido solo con mirarlo, por lo que la desconfianza es la única defensa.

«JUICE JACKING»: EL ROBO SILENCIOSO QUE VACÍA TUS CUENTAS

YouTube video

El término ‘Juice Jacking’ lo define perfectamente: es un secuestro de datos aprovechando el «zumo» (la energía) que buscas para tu móvil. Es el equivalente digital al ‘skimming’ de los cajeros automáticos, donde un dispositivo falso copia los datos de tu tarjeta. La advertencia del Instituto Nacional de Ciberseguridad, INCIBE, lo cataloga como una amenaza creciente. El objetivo final casi siempre es el mismo, y la meta del atacante es instalar un ‘malware’ que le permita acceder y controlar tu dispositivo de forma remota, vaciando tus datos o tu dinero.

Una vez que el software malicioso está dentro, las posibilidades para el delincuente son infinitas. Puede instalar un ‘keylogger’ para registrar todo lo que tecleas, incluidas las contraseñas de tu banco, o un ‘spyware’ que active tu cámara y micrófono. Incluso podría secuestrar tus archivos con un ‘ransomware’. Por eso INCIBE insiste en la prevención. En apenas un minuto, los atacantes pueden conseguir acceso a tus credenciales bancarias, fotografías personales, conversaciones privadas y contactos, un botín de un valor incalculable para ellos.

¿QUÉ PUEDEN HACER CON MIS DATOS EN MENOS DE UN MINUTO?

La velocidad es uno de los factores más alarmantes de este tipo de ataque, como bien destaca el informe de INCIBE. Los 60 segundos mencionados no son una exageración. Un script malicioso bien diseñado puede ejecutarse y auto-instalarse en cuestión de segundos, mucho antes de que te dé tiempo a darte cuenta de que algo va mal. Una vez dentro, ya es tarde. Aunque desconectes el cable, el software espía ya está alojado en tu sistema y el atacante ha establecido una puerta trasera para acceder a tu información cuando quiera.

Y aquí viene otra de las claves del peligro: el ataque no tiene por qué ser inmediato. Los ciberdelincuentes pueden ser pacientes y esperar al momento oportuno para actuar, lo que dificulta aún más que relaciones el robo con aquel momento en que cargaste el móvil en la estación. El consejo de INCIBE es claro al respecto. Un atacante puede recopilar tus datos hoy y esperar semanas o incluso meses para usar tus credenciales de acceso a la banca online o suplantar tu identidad, haciendo casi imposible rastrear el origen de la brecha de seguridad.

MÁS VALE PREVENIR: CÓMO PROTEGERTE SIN RENUNCIAR A LA BATERÍA

YouTube video

La solución más evidente y segura, que además es la que recomienda INCIBE de forma prioritaria, es volver a los orígenes. Lleva siempre contigo tu propio adaptador de corriente y enchúfalo directamente a una toma de pared. Es el único método que garantiza que solo fluye electricidad. Otra alternativa fantástica y cada vez más asequible es llevar una batería externa o ‘power bank’. Te da autonomía durante horas y la forma más segura de cargar el móvil en público es usar siempre un enchufe de corriente alterna con tu propio cargador.

Si no te queda más remedio que usar un puerto USB desconocido, existen herramientas para minimizar los riesgos. Existen unos pequeños dispositivos, a menudo llamados «condones USB», que se interponen entre el cable y el puerto y bloquean físicamente las conexiones de datos, permitiendo solo el paso de corriente. La reflexión final que nos deja esta alerta de INCIBE es que la conciencia es nuestra mejor herramienta. Porque al final, en el mundo digital y en el real, la mejor defensa es desconfiar por defecto de cualquier punto de carga público y gratuito.


Publicidad