El sonido del despertador corta el silencio y, de pronto, el cuerpo parece pesar más de lo habitual. A muchos nos cuesta dar ese primer paso fuera de la cama y, aunque lo atribuimos a la falta de voluntad, la explicación es mucho más profunda. Levantarse con energía no siempre depende de la fuerza mental, sino de pequeños hábitos que influyen en la calidad del descanso y en la manera en que nuestro organismo se activa.
Lo cierto es que existen mecanismos internos, desde la inercia del sueño hasta los ritmos circadianos, que determinan si abrimos los ojos con vitalidad o con esa sensación de pesadez que nos acompaña durante horas. Comprender por qué ocurre esto y cómo podemos modificar ciertos hábitos puede transformar la energía de nuestras mañanas y, con ellas, el resto de la jornada.
3Luz natural: la aliada de tu reloj interno

Uno de los trucos más simples y efectivos para ganar energía por la mañana es exponerse a la luz natural. Abrir las persianas nada más despertar o salir a la calle durante los primeros minutos del día ayuda a sincronizar el ritmo circadiano. Con ello, el organismo regula mejor las fases del sueño, logra un descanso más profundo por la noche y acelera la transición hacia la vigilia al amanecer.
La luz funciona como un potente activador biológico. Estimula la producción de serotonina, hormona vinculada al bienestar y la motivación, y facilita que la melatonina aparezca en el momento adecuado. En contrapartida, la exposición a pantallas brillantes durante la noche altera este equilibrio y retrasa la conciliación del sueño, generando el efecto contrario al deseado.
Por eso, una recomendación práctica consiste en reducir el uso de dispositivos electrónicos al menos una hora antes de dormir y aprovechar cada rayo de luz matutina para darle al cuerpo la señal de que es momento de activarse.