miércoles, 10 septiembre 2025

Trucos infalibles para tener más energía al levantarte de la cama por las mañanas

El sonido del despertador corta el silencio y, de pronto, el cuerpo parece pesar más de lo habitual. A muchos nos cuesta dar ese primer paso fuera de la cama y, aunque lo atribuimos a la falta de voluntad, la explicación es mucho más profunda. Levantarse con energía no siempre depende de la fuerza mental, sino de pequeños hábitos que influyen en la calidad del descanso y en la manera en que nuestro organismo se activa.

Lo cierto es que existen mecanismos internos, desde la inercia del sueño hasta los ritmos circadianos, que determinan si abrimos los ojos con vitalidad o con esa sensación de pesadez que nos acompaña durante horas. Comprender por qué ocurre esto y cómo podemos modificar ciertos hábitos puede transformar la energía de nuestras mañanas y, con ellas, el resto de la jornada.

Publicidad

2
Por qué nos cuesta despertar con energía

Tu dolor de cabeza al despertar tiene los días contados, corrige este fallo gordo al dormir
Fuente Pexels

Despertarse sin vitalidad suele estar relacionado con alteraciones en el ritmo circadiano, ese reloj interno que regula los ciclos de sueño y vigilia. El cambio de hora en verano o en invierno, los viajes largos o las trasnochadas generan desajustes que impiden que las hormonas trabajen de manera sincronizada. La melatonina, que ayuda a conciliar el sueño, y el cortisol, que facilita el despertar, no siempre aparecen cuando deberían.

La calidad del sueño también juega un papel crucial. Dormir ocho horas no siempre garantiza descanso si existen interrupciones por apnea, ronquidos o ruidos ambientales. Estos factores reducen la cantidad de sueño profundo y REM, lo que explica por qué algunas personas se levantan cansadas pese a pasar mucho tiempo en la cama. Además, quienes trabajan por turnos, el personal sanitario o quienes realizan guardias nocturnas son especialmente vulnerables a esta falta de energía matutina.

El estrés y la ansiedad agravan la situación. Niveles elevados de cortisol durante la noche generan despertares frecuentes y un sueño fragmentado. A esto se suman hábitos como cenar tarde o consumir alcohol, que fragmentan el descanso y convierten el despertar en un proceso más difícil de lo que debería.


Publicidad