miércoles, 10 septiembre 2025

«No tires el ticket de la gasolina»: el gasto olvidado que te puedes deducir en la Renta y que Hacienda no te va a recordar

El gesto de guardar un simple ticket al repostar puede suponer un ahorro de cientos de euros al año en tu declaración. No solo los transportistas se benefician: muchos autónomos y profesionales desconocen que tienen derecho a esta deducción fiscal clave.

El gesto de no tirar el ticket de la gasolina es, para muchos, el primer paso hacia un ahorro fiscal que la mayoría de la gente ignora por completo. Acumular esos pequeños papeles en la guantera puede parecer una manía, pero esconde una ventaja económica significativa al hacer la declaración de la Renta. El problema es que Hacienda no te va a enviar una notificación para recordártelo, así que depende de ti conocer este pequeño truco legal que te puede devolver un buen pellizco.

Cada vez que repostas, estás pagando impuestos, pero una parte de ese gasto en combustible puede volver a tu bolsillo si eres autónomo o cumples ciertos requisitos. La clave no está solo en guardar el recibo, sino en saber cuál es el válido y cómo justificarlo correctamente ante la Agencia Tributaria. Piénsalo bien, ¿cuánto dinero has dejado escapar? Porque ese gasto olvidado es una de las deducciones más comunes y desaprovechadas, un dinero que dejas sobre la mesa por puro desconocimiento.

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EL PEQUEÑO PAPEL QUE VALE CIENTOS DE EUROS

Ese comprobante que te dan en la estación de servicio es mucho más que un simple recibo; es la llave para una deducción importante.
Ese comprobante que te dan en la estación de servicio es mucho más que un simple recibo; es la llave para una deducción importante. Fuente Propia.

Muchos lo arrugan y lo tiran a la papelera sin pensarlo dos veces, pero ese comprobante del surtidor es el documento que acredita uno de los gastos más recurrentes para cualquier profesional que use un vehículo. El valor de este papel no es simbólico, se traduce en euros contantes y sonantes al final del ejercicio fiscal. La cantidad de gasolina que consumes a lo largo de un año es considerable, y poder deducirte el IVA y un porcentaje del gasto en el IRPF supone un alivio financiero notable.

Sin embargo, no todos los tickets son iguales a ojos de Hacienda. El simple recibo que expide el surtidor no suele ser suficiente; necesitas una factura simplificada o, idealmente, una factura completa. Este es el primer gran filtro. Para que el gasto sea deducible, el documento debe incluir tus datos fiscales completos, el desglose del IVA y la matrícula del vehículo, convirtiendo un simple ticket en una prueba irrefutable de un gasto profesional que podrás defender sin problemas.

¿QUIÉN PUEDE DESATAR ESTE AHORRO FISCAL?

La normativa fiscal es clara, pero sus matices son los que marcan la diferencia entre poder deducir el gasto o no. La figura del autónomo es la principal beneficiaria, aunque con diferencias importantes según su actividad profesional. Para la gran mayoría de trabajadores por cuenta propia, la ley presume que el vehículo se usa tanto para la actividad como para la vida privada, por lo que se permite deducir, por defecto, el 50 % de las cuotas de IVA de los gastos del vehículo, incluyendo el combustible.

El escenario cambia radicalmente para ciertos profesionales cuyo vehículo es su herramienta de trabajo principal. Hablamos de taxistas, transportistas, repartidores, agentes comerciales o profesores de autoescuela. En estos casos, la ley permite una deducción mucho más jugosa. Si puedes demostrar que el vehículo está afecto al 100 % a tu actividad económica, podrás deducirte la totalidad del gasto de la gasolina, tanto en el IVA como en el IRPF, un beneficio que puede marcar una gran diferencia en tu liquidación trimestral.

LA LETRA PEQUEÑA DE HACIENDA: EL REQUISITO INDISPENSABLE

Para que la Agencia Tributaria acepte la deducción, no basta con tener la factura; el gasto debe cumplir una condición fundamental.
Para que la Agencia Tributaria acepte la deducción, no basta con tener la factura; el gasto debe cumplir una condición fundamental. Fuente Propia.

El concepto clave que lo cambia todo es la «afectación a la actividad económica». Esto significa que debes ser capaz de demostrar que el uso de ese vehículo y, por tanto, el consumo de gasolina, es necesario para generar ingresos en tu negocio. No es una justificación subjetiva, sino algo que debes poder probar. Por eso, es crucial llevar un registro de los desplazamientos profesionales, como visitas a clientes o proveedores, que respalde que cada litro de carburante deducido se ha invertido en tu trabajo.

Aquí es donde el método de pago se convierte en tu mejor aliado, ya que pagar siempre con una tarjeta de crédito o débito asociada a tu cuenta de negocio deja un rastro claro y fácil de seguir. Olvídate del efectivo. Un inspector fiscal siempre mirará con mejores ojos un gasto justificado con una factura completa y un apunte bancario. La suma de factura y pago con tarjeta convierte la deducción del gasto de gasolina en un trámite casi blindado ante una posible revisión, eliminando cualquier sombra de duda.

MÁS ALLÁ DE LA GASOLINA: ¿QUÉ OTROS GASTOS DEL COCHE CUENTAN?

Si has conseguido justificar que tu vehículo está afecto a tu actividad, la buena noticia es que el combustible no es el único gasto que puedes descontar. El mismo principio se aplica a otros costes asociados. Una vez abierto el melón de la deducción del coche, se despliega todo un abanico de posibilidades de ahorro que van mucho más allá del simple repostaje. El gasto en gasolina es solo la punta del iceberg.

Desde el seguro anual del coche hasta las reparaciones en el taller, pasando por los peajes en autopistas, el aparcamiento en zonas reguladas o incluso la amortización del propio vehículo. Todos estos gastos siguen la misma lógica que el carburante. Siempre que estén debidamente justificados con su factura correspondiente y vinculados a tu actividad, podrás aplicar los mismos porcentajes de deducción (50 % o 100 %) que aplicas al combustible, optimizando al máximo la fiscalidad de tu herramienta de trabajo.

EL ERROR MÁS COMÚN QUE TE DEJARÁ SIN DEDUCCIÓN

Hay una línea roja que nunca se debe cruzar si no quieres tener problemas y perder el derecho a este importante ahorro.
Hay una línea roja que nunca se debe cruzar si no quieres tener problemas y perder el derecho a este importante ahorro. Fuente Propia.

El fallo más habitual, y el que Hacienda persigue con más celo, es intentar deducir el 100 % de los gastos de un vehículo que evidentemente también tiene un uso personal. Si eres un arquitecto o un consultor, es muy difícil argumentar que tu coche solo lo usas para trabajar. Intentar colar todos los gastos, incluyendo el combustible de tus vacaciones, es un error fatal. La clave del éxito con la gasolina es la honestidad, porque la Agencia Tributaria presume por defecto un uso mixto y te exigirá pruebas muy sólidas para aceptar el 100 %.

Por eso, ser meticuloso es tu mejor defensa. Guarda cada factura, paga siempre con la tarjeta de la empresa y, si no eres transportista o taxista, asume el 50 % como regla general para evitar complicaciones. El pequeño gesto de pedir la factura completa cada vez que llenas el depósito de gasolina es una rutina que te recompensará con creces. Al final, se trata de cambiar un hábito, de entender que ese pequeño papel no es basura, sino un activo financiero que trabaja para ti en silencio.


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