Raphaël Thuin, Head of Capital Markets Strategies en Tikehau Capital comparte un análisis sobe la situación de Francia.
La Asamblea Nacional ha rechazado otorgar su confianza al gobierno encabezado por François Bayrou, lo que abre una nueva fase de incertidumbre política en Francia. Aunque este escenario ya había sido anticipado por algunos inversores, los próximos días serán determinantes para evaluar la capacidad del país de estabilizar su panorama político y tranquilizar a los mercados respecto a su trayectoria presupuestaria.
Un horizonte político marcado por el inmovilismo y la prudencia

A corto plazo, ningún partido parece estar en condiciones de conciliar el programa de austeridad presupuestaria que exigen los mercados —especialmente los inversores en renta fija— con el capital político necesario para llevarlo a cabo. No obstante, el riesgo de una deriva presupuestaria masiva parece limitado: una mayoría parlamentaria sigue comprometida con el principio de reducción del déficit, aunque su aplicación concreta se vea obstaculizada por divisiones partidistas.
En este contexto, el escenario más probable sigue siendo una prolongación de la actual inestabilidad. Los déficits seguirán siendo elevados, sin una perspectiva clara de reducción, mientras que el inmovilismo político podría afianzarse. Esta situación no debería derivar en una ruptura económica abrupta. Los fundamentos de la economía francesa, aunque debilitados, siguen mostrando resiliencia, y el statu quo podría mantenerse durante los próximos meses.
Un impacto económico desigual
Las empresas del CAC 40, en su mayoría multinacionales, exportadoras y con bajos niveles de endeudamiento, parecen relativamente protegidas frente a las turbulencias políticas y la subida de los tipos de interés. Su limitada exposición a la contratación pública reduce su sensibilidad ante los vaivenes presupuestarios. Además, el exceso de ahorro privado en Francia sigue financiando parte de los déficits, lo que mitiga las vulnerabilidades externas.
Sin embargo, surgen dos focos de atención. A corto plazo, la fiscalidad empresarial podría convertirse en una cuestión crítica, ya que varios partidos contemplan reformas específicas. A largo plazo, la inestabilidad política y los déficits crónicos podrían erosionar gradualmente la confianza de los inversores, la inversión privada y la atractividad del país. Esta evolución podría terminar pesando sobre el consumo y el crecimiento económico.

La prima de riesgo de Francia: ¿están siendo compensados los inversores?
En un contexto de déficits persistentes y aumento de los tipos de interés, la cuestión de la prima de riesgo asociada a Francia sigue siendo clave. Aunque esta prima varía según la clase de activo, actualmente parece ofrecer una remuneración escasa si se tienen en cuenta las tensiones políticas y presupuestarias. El principal canal de transmisión del riesgo sigue siendo el de los tipos de interés, en un entorno internacional marcado por el incremento generalizado de los costes de financiación.
Esta dinámica forma parte de una tendencia global, donde la inflación y las dudas sobre la sostenibilidad de los déficits públicos ejercen presión al alza sobre los tipos. Francia no es un caso aislado, pero su inestabilidad política podría agravar su posición frente a socios más estables.
España es el quinto país de la UE con mayor deuda en relación con su PIB
Perspectivas: entre el statu quo y una degradación progresiva
El riesgo para Francia es verse atrapada durante un periodo prolongado entre el inmovilismo político y el deterioro lento de sus fundamentos económicos. Si bien no se espera un choque repentino a corto plazo, la acumulación de incertidumbres podría, a medio plazo, pesar sobre el crecimiento y la credibilidad del país. La capacidad para salir de este bloqueo dependerá tanto de las decisiones internas —en particular, la formación de un gobierno estable— como de la paciencia de los inversores ante dinámicas negativas que erosionan la credibilidad del país.